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Asistentes a la celebración del 801 aniversario de Palazuelos.
El humanismo, la heredad y la eternidad en la arquitectura

El humanismo, la heredad y la eternidad en la arquitectura

El director de El Norte, el poeta Jorge Tamargo y el director de la Fundación Jorge Guillén aportan el concepto cultural

Lorena Sancho Yuste

Miércoles, 19 de noviembre 2014, 19:50

La perspectiva del tiempo, dilatado, la del espacio y la de la luz vinieron fusionadas para que Bernardo de Claraval, impulsor y propagador de la orden cisterciense, ideara una casa tan importante como el monasterio de Santa María de Palazuelos. Porque lejos de lo que ocurre ahora mismo, el edificio, en su diseño, apostó por «un proyecto humanista». Lo sostuvo el arquitecto, escritor y poeta Jorge Tamargo, quien ayer se encargó de aportar su concepto arquitectónico y cultural en este 801 aniversario.

Bernardo de Claraval fue así «un hombre nuevo, un arquitecto verdadero, un pensador y un humanista, que pensó un edificio para la vanguardia, que sabía qué casa necesitaba un hombre nuevo». Porque lo difícil, dijo, es pensar la obra. «Después de que el arquitecto la piensa, la idea y contextualiza, lo demás es oficio, y si el oficio no responde a un proyecto humanista, no tiene sentido».

¿Y qué ocurre después con el edificio, quién lo heredará? Sobre este concepto, el de heredad, disertó el director de la Fundación Jorge Guillén, Antonio Piedra, quien recordó que el monasterio de Santa María de Palazuelos está ante una heredad con vigencia, pues se encuentra en pleno desarrollo de un proyecto cultural. «La heredad de 801 años permanece casi intacta y percibimos los orígenes bernardianos», sentenció tras enumerar pasajes históricos que convirtieron a Bernardo de Claraval en «un fenómeno de masas, pues donde construía un monasterio, esa región se transformaba en fenómeno empresarial de primer orden», señaló.

Morada para la eternidad

Porque esa casa para el hombre, ideada como un monasterio para los monjes cistercienses, es una «morada para la eternidad» según diseccionó el director de El Norte de Castilla, el escritor y poeta Carlos Aganzo.

Partió así de cinco conceptos. Primero el lugar desde donde nosotros contemplamos el mundo, y en este caso, cada lugar elegido por los cirtencienses era para pensar y ver el mundo.

El segundo concepto vinculado con esta morada de la eternidad es que estos monasterios se erigen en lugares bellos, ideales y amenos, con piedra, agua y luz, con árboles.

El paraíso claustral será el tercero de los conceptos, lo que significa vivir cerrados en un sitio, un pequeño cielo para sus moradoras. Pero además, y ahí señaló el cuarto, una morada luminosa, en una época transida por los malos espíritus y en la que quiere aportar luz. «No se puede entender el concepto de la luz en un tiempo oscuro. Siempre dice que los campesinos no son trabajadores, que son esclavos. Ese concepto de libertad de los monjes frente a los vasallos», añadió Aganzo.

El último de los conceptos sobre esta morada que ideó para la eternidad es precisamente ese carácter eterno, que tiene algo para siempre, «esos pequeños trocitos de Jerusalén permanentemente construido». Ya solo en la contemplación, dijo, reproduce una belleza eterna. «Es un tiempo detenido, porque es eterno», añadió.

El alcalde de Cabezón, Víctor Manuel Coloma, se encargó posteriormente de clausurar este 801 aniversario aseverando que si el monasterio ha pervivido durante 800 años, lo podrá hacer muchos más. Para ello agradeció las aportaciones del Arzobispado, presente a través del vicario general, Luis Argüello; la Diputación, con su diputado de Turismo, Víctor Alonso; la Junta de Castilla y León, con Margarita Lozano, del servicio de Restauración de la Junta; y el Gobierno, a través de ministerios como el de Defensa, con la presencia, entre otros, del subdelegado, José Antonio Martínez Bermejo.

El monasterio de Santa María de Palazuelos fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1931, mientras que en los años 70 su iglesia cerró al culto.

En el año 1998 se derrumba una parte del monasterio, mientras que en el año 2012 el Arzobispado se lo cede al Ayuntamiento, quien se encuentra en un proceso de recuperación con los vecinos.

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