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patricia gonzález
Lunes, 17 de noviembre 2014, 09:35
Ataviado con un chubasquero, botas y un buen abrigo para calmar el frío, y acompañado por una docena de perros, el pastor vallisoletano Alejandro Jiménez recorrerá durante los próximos diez días las veredas y cordeles que unen las cañadas de occidente y oriente para llevar hasta los montes madrileños a sus 2.000 ovejas merinas. Este hombre de 63 años, y pastor «de nacimiento» como él mismo se define, es el único vallisoletano encargado de recuperar la trashumancia en la provincia, para que «algo tan bonito como esta forma de pastoreo tradicional no se pierda. En Castilla y León lo realizamos ya muy pocos», explica.
Su gran rebaño partió a primera hora de la tarde de ayer de Carpio. Desde este municipio, Jiménez junto a otros pastores y un cocinero recorrieron con paso firme y ligero más de 20 kilómetros hasta llegar a Medina del Campo, donde pasaron la noche, a la intemperie, en las proximidades del balneario. «Hemos decidido recuperar la trashumancia después de muchos años sin hacerla, ya que pensamos que era una oportunidad única», comentó el pastor guía, quien señaló que las etapas que realizarán hasta llegar a los montes que rodean la capital de España supondrán cerca de 20 kilómetros de caminata cada día, por lo que tardarán más o menos diez jornadas en llegar a Madrid, donde permanecerán hasta San Pedro (en junio), cuando regresarán de nuevo a Carpio. En dos días está previsto que Jiménez y sus ovejas lleguen a Arévalo (Ávila), donde, además de ser recibidos con una gran fiesta, los estudiantes de los diferentes centros educativos visitarán al rebaño y conocerán de primera mano la trashumancia.
Esta ruta es una iniciativa de la Asociación Trashumancia y Naturaleza, entidad que hace pocos meses ha recibido el premio a la Conservación de la Biodiversidad otorgado por la Fundación BBVA, por comunicar a través de las vías pecuarias los espacios protegidos de la Red Natura 2000 de toda España. Durante este recorrido, se conectarán las zonas cerealistas de Castilla y León, donde sobreviven especies amenazadas como avutardas, sisones, aguiluchos, con espacios protegidos, como los valles del Voltoya y del Guadarrama, y el recién creado Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, refugio de águilas imperiales, buitres negros y poblaciones de lince ibérico.
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