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El Norte
Lunes, 27 de octubre 2014, 13:36
La Laguna El Barral-Bermejo, ubicada en la localidad vallisoletana de la Aldea de San Miguel, ha vuelto a la vida. Muchos años de abandono habían hecho de este humedal de cerca de una hectárea de superficie a casi un kilómetro de la villa aldeana, con dirección a Mojados, un recinto prácticamente muerto. Pues bien, el quehacer desinteresado de una cincuentena de personas, entre niños, jóvenes, adultos y abuelos de la población, de los colectivos Acenva (Asociación para la Conservación de la Naturaleza de Valladolid) y Arba (Asociación para la Recuperación del bosque Autóctono de Valladolid) durante la calurosa mañana del pasado sábado día 25 de noviembre han obrado el milagro. Todo este trabajo no hubiera sido posible sin la colaboración del Ayuntamiento y la aportación económica de la Fundación Caja Burgos-Obra Social La Caixa, que gracias a los 2.500 euros donados ha sido posible esta acción de voluntariado ambiental.
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«Una pequeña laguna llena de vida»
Toda la biodiversidad que se puede apreciar en el humedal está perfectamente tipificada en el panel que se ha colocado a la llegada a la laguna. «Una pequeña laguna llena de vida», así reza en el título que explica las diferentes especies de flora y fauna del mismo.
Entre la fauna que se puede apreciar en este entorno, cabe reseñar las siguientes especies: caballito del diablo, focha común, buitrón, avutarda, conejo, erizo, tritón jaspeado, rana común, sapillo moteado común, sapillo pintojo ibérico, sapo corredor y sapo de espuelas. «Además de todos ellos, por aquí se acercan a beber corzos, jabalíes, liebres, perdices y codornices. Sin duda, con este trabajo rehabilitador hemos hecho un gran favor a todas ellas y a todas las personas que quieran conocer este pequeño remanso de naturaleza. Nosotros queremos potenciarlo y por eso haremos un trabajo divulgativo del mismo entre nuestros asociados y todas aquellas personas que lo quieran conocer», apunta Jesús Colás.
Pablo Fernández Velasco, alcalde de la Aldea de San Miguel, también sintoniza en la misma onda que el representante de Acenva. «Para nosotros ha sido toda una satisfacción ver a tanta gente, tanto niños como jóvenes y mayores, trabajar por una misma causa: recuperar un espacio tan entrañable para nosotros. Desde el Ayuntamiento hemos aportado nuestro pequeño granito de arena y así seguiremos en lo sucesivo con actuaciones similares. Es muy importante poner en valor espacios como este y otros mucho que tenemos en La Aldea para seguir reactivando nuestra pequeña, pero orgullosa localidad», sentencia.
Jesús Ángel Cardiel Zábal, representante de la Asociación Cultural El Barral, organización encargada de aunar las voluntades del resto de colectivos para poner en marcha este proyecto, manifiesta su satisfacción por este paso, tras casi 25 años de lucha para que este humedal no haya desaparecido. «Ha sido muy bonito ver a tantas personas trabajando codo con codo por un mismo objetivo: recuperar la Laguna El Barral-Bermejo. Después de 25 años de peleas, poco a poco nuestros esfuerzos están teniendo un a justa recompensa. Ahora lo que toca, a demás de seguir por la misma senda con otros entornos naturales de la localidad medio degradados, es darlos a conocer y disfrutar de ellos».
En este tiempo la zona se había convertido en una especie de escombrera a la que llevar todo tipo de materiales de obra, de desechos, e incluso ha servido de cementerio improvisado de animales muertos. Los huesos encontrados durante este trabajo de recuperación lo demuestran. «Hemos tenido hasta un pleito judicial para evitar que fuera rematado. Y ahora, con todo esto creemos que aquellas personas que se metían por el humedal con los todoterreno, quads, o motos de trial o cross dejen de hacerlo. Y lo mismo con algunos agricultores, que año tras año van sumando a sus parcelas espacios del humedal y de los caminos colindantes. Solo esperamos que se respete este trabajo, por el bien del humedal y de todo el pueblo», remarca con alegría este aragonés de nacimiento, pero aldeano de sentimiento.
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