El pisado de la uva y la degustación de mosto ambientan el mercado medieval de Quintanilla de Onésimo

La climatología desapacible e intermitentemente lluviosa dio este domingo una tregua para que los vecinos y visitantes que participaron en el XII Mercado Medieval y Fiesta de la Vendimia en Quintanilla de Onésimo rindieran honores al sector vitivinícola como motor de la actividad socioeconómica, el empleo, la cultura y el turismo de la villa ribereña. Con este sello de identidad, las jovencísimas lagareras Gabriela Redondo e Isabel Villén y el mozo lagarero Gabriel Arranz pusieron todo su empeño, esfuerzo e ilusión en el tradicional pisado de la uva aclamados por el público asistente.

«Ay, que frías están las uvas», fue la primera reacción que tuvieron los niños una vez que se metieron dentro de la cuba en la que empezaron a pisar todos los racimos morados depositados en el interior, traídos desde los viñedos de Vega Sicilia, bodega emblemática donde las haya. A los pocos segundos de comenzar la pisada por el caño de la prensa bodeguera comenzó a salir el preciado y dulce mosto que pudieron degustar los presentes junto a exquisitas pastas artesanales.

Fue la escena que protagonizó la jornada en la que se puso el broche al evento enológico y cultural en una Plaza Mayor engalanada y ambientada para la ocasión con escudos y blasones de la época medieval aderezada en el entorno de la iglesia con unos setenta puestos de variada artesanía y gastronomía. Tampoco faltó el desarrollo de una nueva edición de cuentacuentos del taller La Caja de los agujeros para público infantil y familiar, así como otras actividades complementarias y talleres participativos de todo tipo.