

Secciones
Servicios
Destacamos
Vidal Arranz
Jueves, 2 de octubre 2014, 12:13
La primera cooperativa de consumo y distribución eléctrica de Valladolid ya está en marcha. Tras meses de reuniones y contactos, más de sesenta personas acordaron ayer iniciar esta aventura para que comience a prestar servicio en enero. Su objetivo es doble: por un lado, canalizar el malestar con las eléctricas mediante un proyecto autogestionado que permita al ciudadano recuperar en parte el control de su vida. Y, por otro, promover el consumo de energía renovable.
La de ayer en el Centro Cívico Rondilla era la reunión clave y fue la más numerosa de todas las celebradas hasta la fecha. Y su resultado no decepcionó al grupo promotor, pues se aprobó el proyecto prácticamente por unanimidad. Eso sí, todo el mundo estuvo de acuerdo en empezar con calma y poco a poco. Aunque el objetivo último es convertirse en una distribuidora autónoma e independiente, y con capacidad también para producir energía renovable, los comienzos serán más modestos y realistas. De entrada, la sociedad operará como una especie de «franquicia» regional de alguno de los grandes grupos de distribución de energía renovable que operan en el país y que son también cooperativas: la catalana Som Energía o la vasca Goiener. Pero el objetivo inmediato es crecer y alcanzar un tamaño suficiente como para aspirar a ser en algún momento independientes.
Entre las decisiones adoptadas ayer, el establecimiento de una aportación de 100 euros al capital social de la cooperativa por parte de cada socio, y el objetivo de alcanzar, antes de que acabe el año, un número crítico de miembros fijado en 120. «Es un objetivo sentimental», precisó ayer Santiago Campos, miembro del grupo promotor. «Se trata de comprobar que la idea tiene respaldo, porque lo cierto es que con 20 socios alcanzaríamos el mínimo de capital social que establece la legislación para formar una cooperativa». Una dirección de correo electrónico canalizará la información a los interesados coopelectricava@gmail.com.
Tomar las riendas del propio consumo eléctrico no es, en realidad, tarea fácil porque el mercado eléctrico es complejo por definición. Un ejemplo. Como toda la energía producida, sea cual sea su origen, va a parar al mismo depósito energético, desde el que luego se distribuye a todas partes, nada puede garantizar que la energía concreta que uno consume proceda de fuentes renovables. La única garantía posible es virtual: unos certificados avalan que quien vende esa energía como verde ha introducido en el depósito de la red eléctrica española la cantidad equivalente de electricidad verde. Los certificados impiden que se venda más energía renovable de la verdaderamente producida, y solo en esa medida garantizan que se ha comprado energía verde.
Pero aún más difícil es convertirse en comercializador autónomo. Más de veinte trámites administrativos y meses de gestiones son necesarios antes de crear una empresa que pueda acceder al gran mercado eléctrico general para «comprar» electricidad. Un objetivo demasiado ambicioso para comenzar.
Gestión
Por ello, la cooperativa vallisoletana lo aparcará de momento y negociará un acuerdo con alguno de los comercializadores «de confianza» que ya existen, que serán los que suministren electricidad a sus socios. Ello ahorrará muchas complicaciones de gestión y de costes, pero, en el lado negativo, supone que los cooperativistas vallisoletanos no podrán, en esta primera fase, decidir sobre el precio de su electricidad, que será fijado por la cooperativa con la que se alcance un acuerdo. «En el caso de Som Energía se ha autoimpuesto la obligación de que sus tarifas estén siempre entre las cinco más baratas», explicó ayer Santiago Campos. Y aunque Goiener es un poco más cara «la diferencia no es radical». Ambas presumen de ofrecer mejores precios que las grandes eléctricas porque no tienen que dar dividendos a nadie.
Ese aspecto, el del precio, es importante para las personas que asistieron ayer a la asamblea del Centro Cívico Rondilla. Pero no es el único que cuenta. Casi todos ellos comparten «hartazgo» por el funcionamiento del mercado eléctrico y buscan modos de rebelarse contra él. También de responsabilizarse de su propio consumo, porque si algo comparten la mayoría de las iniciativas de «mercado social» (movimiento en el que puede incluirse este proyecto) es la idea de promover un consumo responsable y consciente de las implicaciones de las decisiones cotidianas. Finalmente, los futuros socios comparten la convicción de que cualquier proyecto alternativo debe basarse en la transparencia, la participación y la sostenibilidad económica. Pero también debe contar con un claro componente ético y moral. No solo se trata de hacer cosas distintas, sino de hacerlas de otro modo.
En el horizonte, el objetivo último sería poder crear una sociedad paralela dedicada a la producción de energía renovable. Esto no parece factible a día de hoy, por las inversiones necesarias y la reducción de incentivos públicos, pero nadie lo descartó ayer para un futuro. «El ideal sería aportar a la red eléctrica tanta energía renovable producida como la que consumamos», resumió Campos. Pero para eso todavía habrá que esperar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Cachorro entrega a Roma la procesión de todos los tiempos
ABC de Sevilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.