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El alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco (derecha), junto con el nieto de Miguel de Unamuno, Pablo Unamuno (c), y el escultor del medallón de la Plaza Mayor en honor al escritor bilbaíno, Óscar Alvariño, inauguraron ayer la exposición dedicada a Unamuno. :: FOTOGRAFÍAS MANUEL BARROSO
Arranca el Año Unamuno con una muestra sobre su medallón de piedra
CULTURA

Arranca el Año Unamuno con una muestra sobre su medallón de piedra

La familia agradece al Ayuntamiento la restitución oficial del acta de concejal que se le retiró al pensador en 1936

FRANCISCO GÓMEZ

Lunes, 2 de enero 2012, 02:12

Fue en uno de los 31 de diciembre seguramente más oscuros de todo el siglo XX, el de 1936, en plena Guerra Civil y en una ciudad convertida en cuartel general de los golpistas, el día que Miguel de Unamuno falleció finalmente. Lo hizo después de ser represaliado por todos y tan solo unas semanas después de haber gritado a Millán Astray en una frase para la historia «venceréis, pero no convenceréis».

75 años después, Unamuno seguramente no habrá olvidado Salamanca, pero sin duda Salamanca no ha olvidado a Unamuno. Una vez más, la ciudad se volcó con un homenaje intenso y emotivo que en esta ocasión suponía además el inicio de todo un año dedicado a la figura del universal pensador y escritor a través de exposiciones, obras de teatro y publicaciones.

Un año que tuvo su punto de partida en el tradicional acto de homenaje ante la escultura erigida en memoria de Unamuno en la calle de Bordadores, frente a la casa en la que murió. Un homenaje en el que el alcalde, Alfonso Fernández Mañueco, depositó una corona de laurel, acompañado por el nieto del escritor Pablo Unamuno, a los pies de la obra en bronce realizada por Pablo Serrano.

El nieto del pensador mostró tras el acto el «agradecimiento de toda la familia por la organización de este acto el 75 aniversario de la muerte de mi abuelo», y destacó ante todo «el reconocimiento y gratitud por la reconstitución del acta como concejal del Ayuntamiento de Salamanca». Unamuno obtuvo su acta de concejal en las elecciones de abril de 1931, tras las que se proclamaría la República desde el balcón del Ayuntamiento de Salamanca en la Plaza Mayor. Aunque nunca se volvió a presentar a las elecciones, el primer alcalde franquista le ofreció en agosto de 1936 ser concejal del nuevo Consistorio de la dictadura. Un acta que aceptó considerando su presencia una continuación de «la voluntad popular expresada en las urnas».

Sin embargo, tras el incidente con Millán Astray en el Paraninfo de la Universidad el 12 de octubre, la corporación, en reunión urgente y secreta, le retiró el acta mediante una declaración llena de oprobios e insidias contra su figura. Finalmente, el nuevo equipo de Gobierno de Fernández Mañueco decidía revocar aquella votación y restituir simbólicamente a Unamuno.

Todo ello, porque según destacó el alcalde salmantino en el homenaje institucional, Unamuno «fue un habitante excepcional de Salamanca, se fundió con esta ciudad y hoy su obra no se entendería sin Salamanca y la historia de Salamanca no se explicaría sin Unamuno». «Se alimentaron mutuamente. Salamanca fue su patria chica y la gran metáfora de un hombre comprometido consigo mismo y con la sociedad», prosiguió Mañueco, quien insistió en que «Unamuno era un hombre de su tiempo, pero lo que le hace especial es que sigue siendo un hombre del nuestro, su pensamiento continúa vigente 75 años después de su muerte».

«No se calló ante nadie»

Un homenaje al que también se quiso sumar el alcalde de la localidad natal del pensador, Bilbao. Iñaki Azkuna finalmente no pudo asistir al acto institucional, pero remitió un vídeo en el que incidió en que Unamuno «no se calló ante nada ni ante nadie». Azkuna recordó que «yo pertenezco a una generación que ni podía leer a Unamuno ni a Camus, ni tampoco a Pío Baroja, razones para leerlos profusamente», y mostró su admiración por un hombre que «hace 75 años, tras espetarles el 'venceréis pero no convenceréis', fue confinado en su casa de la calle Bordadores. Allí murió el último día del año aquel gran inconformista, el que en 1901 en el Teatro Arriaga de Bilbao dijera aquello «de mi Vizcaya, de mi Bilbao la simiente, de mi Castilla, de mi Salamanca, el fruto». «Descanse en paz, en su Salamanca dorada aquel gran bilbaíno», concluyó el alcalde.

Además de los actos de homenaje en el Ayuntamiento y en la calle Bordadores, Salamanca ya ha inaugurado el primero de los actos del Año Unamuno. Se trata de una exposición en la que se reconstruye cómo el escultor Óscar Alvariño talló el medallón de la Plaza Mayor dedicado a don Miguel.

En esta muestra se exponen varias fotografías del proceso de elaboración del medallón, así como del momento de su inauguración, el 31 de diciembre de 1986, año en el que se cumplía el 50 aniversario de la muerte del escritor. Además se exhiben los dos modelos en escayola que el escultor Óscar Alvariño presentó al concurso convocado para la realización de este medallón, uno de los cuales resultó ganador.

Además de Unamuno, Alvariño se ha convertido en uno de los autores contemporáneos más presentes en los medallones de la Plaza salmantina, ya que en el año 2005 también se encargó de la realización de los dedicados a Juan de Borbón, Fernando VII, Alfonso XIII y la Primera República.

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