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Desde la tradicional instalación de bancos en los pueblos, la Obra Social de las cajas ha experimentado un radical replanteamiento. :: FRAN JIMÉNEZ
Las cajas se quedan sin ahorros para la Obra Social
ECONOMÍA

Las cajas se quedan sin ahorros para la Obra Social

El fondo de reserva restringe el descenso en la dotación de las entidades de la región al 30% en cinco años En pleno desplome de las aportaciones por la crisis, la asistencia socio-sanitaria gana peso en el reparto de fondos, en detrimento del patrocinio cultural

ÁNGEL BLANCO

Lunes, 31 de octubre 2011, 14:34

La parte del beneficio que las cajas de ahorros destinan a la Obra Social, la 'dotación', ha experimentado un fuerte retroceso en los últimos años, a pesar de que las entidades han completado sus aportaciones con cargo a los fondos acumulados en el periodo de la bonanza económica. Los números son elocuentes: el conjunto de cajas de la región destinó el año pasado 62,4 millones de euros, el 30% menos que en 2005. Paralelamente a esta caída de la dotación, el reparto de los fondos ha sufrido una progresiva redistribución en la que la labor asistencial ha ganado terreno a los patrocinios culturales y trabajos de restauración del patrimonio histórico.

La Obra Social de las cajas sobrevive como el principal rasgo diferenciador de las entidades de ahorro con respecto a los bancos. Esa supervivencia se produce en medio de un escenario de desplome de los beneficios, con unas instituciones atrapadas en sus inversiones inmobiliarias, obligadas a fusionarse o a ser absorbidas para evitar la quiebra, nacionalizadas unas y azotadas por la polémica de las indemnizaciones que pagan a sus directivos, otras. La dotación social se ha visto inevitablemente afectada y ha quedado mermada en su capacidad, aunque en unos casos más y en otros, menos.

De las cinco cajas de ahorros de la comunidad, Caja España-Duero es la que más ha recortado su aportación, el 53% en cinco años, mientras que Caja de Burgos se erige como la única que ha elevado su dotación, el 34%, hasta los 20,7 millones de euros. El caso de la entidad fusionada es quizá el más significativo. En el año 2009, Caja España gastó 23 millones en su Obra Social y Caja Duero, 17,6 millones. Un año después, la fusionada Caja España-Duero destinó 23,3 millones. Este año, la inversión prevista en este apartado asciende a 15 millones de euros.

De las demás entidades de ahorro de Castilla y León, Caja de Ávila redujo su aportación el 39%, hasta los 9 millones, en el último lustro; Caja Segovia el 28%, hasta 9,5 millones y CajaCírculo, el 17%, hasta 29,7 millones de euros.

En todos los casos, los retrocesos son menores que los experimentados por los beneficios a lo largo del periodo. Los resultados de España-Duero se han contraído el 85% respecto a la suma de ambas entidades cinco años atrás, lo mismo que los de Caja de Ávila. CajaCírculo ha visto cómo sus beneficios encogían el 66%, Caja de Burgos, el 50% y Segovia, el 46%.

En definitiva, en el año 2005, las cajas de ahorros de la comunidad autónoma ganaron 366, 8 millones de euros y destinaron a sus respectivas obras sociales 92,8 millones. En 2010, los beneficios fueron de 101 millones y la dotación de 64,2 millones.

Según recoge la Memoria de Obra Social de la Confederación española de Cajas de Ahorros (CECA), de media, «las cajas dotaron en 2010 el 27,8% del beneficio neto para invertir en Obra Social, uno de los porcentajes más altos registrados». Lo que denomina «el instrumento más tangible del compromiso de las cajas de devolver a la sociedad los excedentes de la actividad financiera» se nutre de los fondos que quedan tras el pago del impuesto de sociedades y la constitución obligada de reservas para reforzar la capitalización y solvencia, que cada vez se lleva un 'pellizco' mayor. En este punto hay que diferenciar entre la dotación (875 millones en España en 2010) y la inversión (1.426 millones) en Obra Social.

La primera procede de la distribución del beneficio anual; mientras que, la segunda hace referencia a la inversión de cada ejercicio, donde están sumados los ingresos generados por la propia Obra Social o por las aportaciones extraordinarias que puedan hacer las cajas de sus fondos de reserva. Sin embargo, la hucha está cada vez más vacía, como pone de manifiesto el tijeretazo aplicado por la mayor de las cajas regionales.

Cambio de rumbo

Hay que recordar que la Obra Social permanece como el único capítulo que siguen gestionando con total autonomía las cajas que se encuentran encuadradas en una entidad de mayor tamaño -de la comunidad autónoma, todas-. Hace cinco años (y hace dos), mientras cabalgaban en el 'boom' inmobiliario, las seis entidades mantenían intactas sus señas de identidad. Hoy, Caja España-Duero controla el 30% del banco que está creando con Unicaja; Caja de Burgos representa el 20,5% de Banca Cívica; Segovia y Ávila son dos gotas en el mar de Bankia y CajaCírculo está asociada a la CAI y Caja de Badajoz en Caja3.

A los obstáculos surgidos en el camino de la Obra Social se ha añadido en los últimos tiempos uno más con nombre en forma de siglas, el FROB. El Banco de España ha estipulado que aquellas entidades que han recibido ayudas públicas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria deberán limitar su Obra Social a los compromisos ya adquiridos hasta 2015. El regulador les exige que dediquen sus beneficios a capitalizarse, a devolver las ayudas y a pagar los intereses de la ayuda, del 7,75%. Caja España-Duero ha recibido 525 millones del FROB; Banca Cívica ha contado con una inyección de 977 millones y Bankia, de 4.465 millones.

Según explica la CECA, en el último ejercicio «la de Asistencia Social y Sanitaria se mantiene como la principal área de inversión dentro del conjunto de la Obra Social, con un peso del 46%». Dentro del apartado, es mucho mayor el peso de asistencia social que el de sanidad, 94% y 6%, respectivamente.

El área de Cultura y Tiempo Libre ocupa el segundo lugar, con un 31% de la inversión total de las entidades en esta materia. La Confederación de Cajas explica que «en 2010, después de tres años consecutivos de descensos, parece definitivo el cambio de prioridades de la Obra Social, en lo que a distribución de la inversión se refiere, dado que Cultura y Tiempo Libre ha ido cediendo espacio al resto de áreas, especialmente al área de Asistencia Social y Sanitaria; dando respuesta con este giro a las crecientes demandas de los grupos sociales más vulnerables, que han ido en aumento desde el comienzo de la crisis en 2007».

El área de Educación e Investigación ocupa el tercer puesto en inversión dentro de la Obra Social, con el 16% del conjunto del presupuesto. Respecto a 2009 presenta un descenso del 23,6%.

Asimismo, y de manera continuada desde 2006, el área de Patrimonio Histórico Artístico y Natural ha ido cediendo espacio dentro del total de la Obra Social al resto de áreas que la conforman. En 2010 repitió como el capítulo de menor presupuesto, con un porcentaje del total del 7,5%, tres puntos menos que en 2006. En lo referido a la distribución dentro de la propia área, la de Patrimonio Histórico ha ido cediendo gran parte de su peso a Medio Ambiente.

El efecto tamaño

La tendencia cuenta con respaldo social. Banca Cívica, la primera que ha preguntado a sus clientes en qué querían invertir su parte de los beneficios, ha obtenido una respuesta clara: en la labor que tiene que ver con las personas -ancianos y discapacitados- mejor que en patrocinios culturales y patrimonio. Algo que choca con lo que era tradicional en las cajas de la región.

Según un estudio de la Universidad de León publicado en la Revista de Estudios Regionales, tradicionalmente, «en las cajas de Castilla y León se produce una mayor inversión de recursos en las áreas de Cultura y Patrimonio y el gasto asistencial es inferior que en el resto de cajas». Esto se debe al «'efecto tamaño', que supone que la Obra Social de las cajas más pequeñas tiene un carácter más cultural y menos socio-sanitario que la de aquellas de mayor dimensión». Las actividades asistenciales, explica «suelen alcanzar una mayor difusión, trascender el ámbito geográfico inicial de las cajas y requerir unos mayores recursos, todo lo cual hace necesario un cierto tamaño crítico. Por el contrario, las actividades culturales son más fáciles y menos costosas de desarrollar, suelen tener un mayor impacto mediático y ser más rentables desde el punto de vista publicitario». Además, el patrimonio histórico-artístico se concibe en la región «como uno de los principales activos dinamizadores del turismo de interior y cultural, que ostenta un peso decisivo en el desarrollo económico de esta comunidad».

Cierre de actividades

En este sentido, el área Asistencial, que en Caja España recibía el 13% de la dotación en 2005, recibió el 36% en 2010. En Caja de Burgos pasó del 18% al 21%; en Caja Segovia, del 9% al 15% y en Ávila, del 19% al 28%. En CajaCírculo se mantiene en el 10,5%. En todas las entidades de la región, el área de Cultura y Tiempo Libre es la que recibe más fondos (más del 50% en las cajas de Segovia, Burgos y Círculo y casi el 70% en Ávila.

Según explicaron desde Caja España-Duero, la labor de la Obra Social en 2011 se centra «en el mantenimiento y funcionamiento habitual de sus residencias de mayores, bibliotecas, hogares del jubilado, albergues, hogar escuela y otros centros de formación». La Obra Social de Caja España-Duero dispone de veinte centros sociales para mayores, tres residencias de ancianos, tres albergues, un hogar escuela, once bibliotecas, una veintena de salas de exposiciones, y centros de enseñanza, además de instalaciones culturales y teatros en todas las provincias de su zona principal de actuación. «Durante 2010, siete millones de personas se vieron beneficiadas de una u otra forma con las actividades propiciadas por la Obra Social, a través de programas propios o de colaboración», añadieron.

Con los recortes presupuestarios han sonado las campanas para algunas de las actividades más emblemáticas. Caja España-Duero se retiró este año como principal patrocinador de la Seminci, según explicó la entidad «debido a la actual coyuntura económica y a la apuesta por destinar más dinero a temas sociales, asistenciales y actuaciones de obra propia, frente a actividades de carácter cultural y otras colaboraciones». Asimismo, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León dejó este año de percibir aportaciones a su presupuesto de las cajas de la región, que en el último ejercicio contribuyeron con seis millones.

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