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JAIME ROJAS
Sábado, 29 de octubre 2011, 13:39
«Fino nudo del torques que el guerrero lleva colgado al cuello. Nudo que le hace fuerte, intocable, invencible... que le ata a la vida. Nudo que ahoga sin rozar. Él te sobrevivirá más de mil años. Hablará de ti». Cristina Lautour, una de las autoras participante en la exposición Vaccearte que ayer se inauguró en la bodega Pago de Carraovejas en la localidad vallisoletana de Peñafiel, describe así su obra con el título 'Talismán', un objeto que protege del mal y confiere suerte.
Y precisamente es lo que le ocurre al reconocido vino que produce en la cuna de la Ribera del Duero el hostelero José María Ruiz: ampara del padecimiento y da fortuna a quien lo toma.
Su hijo y director de la bodega, Pedro Ruiz Aragoneses, eligió esa cita para explicar el acuerdo de colaboración entre la empresa y la Uinversidad de Valladolid para que las espectaculares instalaciones aún en obras de ampliación, acojan una muestra de arte contemporáneo de inspiración vaccea, con el fin de promocionar la cercana zona arqueológica de Pintia, que gestiona el Centro de Estudios Vacceos de la institución académica.
«Unir pasado e innovación es nuestro objetivo, además de generar progreso en el entorno», resumió el responsable de una bodega, que los asistentes pudieron visitar, en su «primer acto social».
Con 40 trabajadores y 2.000 metros cuadrados las instalaciones dan cobertura a una finca de 150 hectáreas, con una orientación sur-suroeste, protegida de las heladas y del pedrisco por el talismán de una ladera, que convierte el lugar en «un microclima», según Pedro Ruiz.
Pero como casi todo en la vida, la felicidad nunca es completa y la calidad no está acompañada de la cantidad. «La demanda supera en tres veces las peticiones», asegura para explicar que si no se dan las condiciones la bodega prefiere descartar uva -el 30% es de otros viticultores- y no elaborar. Es la máxima de quienes saben que manejan un buen vino y apuestan por la calidad para sacar al mercado 750.000 botellas al año. Es su talismán, el que les otorga fuerza, en tierra de vacceos.
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