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Los participantes en el Foro de Cultura de El Norte de Castilla. :: RAMÓN GÓMEZ
El poder de la imaginación
FORO DE CULTURA

El poder de la imaginación

La novelista iraní Azar Nafisi defiende la poesía, la literatura y la pintura como armas de comunicación entre culturas

ALFREDO J. GÓMEZ

Viernes, 7 de octubre 2011, 16:33

Sencilla, humilde y apasionada, Azar Nafisi fue la protagonista del Foro de Cultura que organizó El Norte de Castilla, junto a la Fundación Gabarrón. La novelista iraní ha sido distinguida con el Premio Internacional FCG Pensamiento y Humanidades 2011 por su decidida y valiente defensa de los valores humanos en Irán y su labor de crear conciencia a través de la literatura sobre la situación de la mujer en la sociedad islámica, unos valores que destacó en la presentación Carlos Aganzo, director de El Norte de Castilla, «una defensora de la cultura de su país y de la invencible república de la imaginación».

Precisamente, la imaginación, la poesía, la literatura y la pintura son los base de los ideales que defiende Azar Nafisi «como las mejores armas para la comunicación entre las culturas y como lucha para conseguir la democracia». Ese vuelo imaginativo permitió a la escritora conocer España «a través de escritores clásicos como Cervantes, Lope de Vega, Calderón, después por la obra de García Lorca o Unamuno y también contemplando la pintura de Velázquez, Goya o El Greco».

Impartió clases de literatura inglesa en la Universidad de Teherán, de la que fue expulsada en 1981 por negarse a cubrirse con el velo, y durante los dos años siguientes, cada jueves por la mañana se reunía en su casa con un grupo de alumnas para leer y comentar obras de la literatura occidental prohibidas por el régimen iraní. El resultado de aquella experiencia lo recogió en el éxito de ventas 'Leer Lolita en Teherán'.

«Escribo para conectarme con el mundo. Tuve que escoger a siete de mis mejores alumnas para seguir leyendo los libros que nos prohibían. Quería compartirlo todo con ellas y pude comprobar el entusiasmo que desprendían por saber, por conocer. La cultura iraní es muy antigua y la poesía es su seña de identidad».

Mujeres y dignidad

Inevitablemente, respondió a preguntas sobre lo que significa ser mujer en Irán y respondió con entusiasmo y energía contagiosa «no quiero presentar a la mujer como víctima. Evidentemente, no nos gusta que haya lapidaciones, que nos traten como prostitutas, que los hombres puedan tener cuatro esposas, porque eso no es la cultura de Irán ni de Egipto, es solo una ideología determinada. Las mujeres que han decidido quitarse el velo son unas heroínas, pero no porque tengan un interés político, sino por lo que significa de dignidad».

También considera Azar Nafisi que no es bueno obligar a alguien ni a ponerse el velo, ni a quitárselo. «En Afganistán solo vemos talibanes, pero las mujeres son las más activas en lo que se refiere a la cultura. Lo mismo que en Irán donde las mujeres se interesan por la pintura, la narrativa, el cine. Hay una cuestión: puedes decir soy mujer musulmana y no quiero el velo. Otras que han decidido ponérselo, al final se han dado cuenta de que las leyes también iban en contra de ellas, solamente por el hecho de ser mujer».

Preguntada sobre la vida oculta de Irán, la que no llega a través de los medios informativos, la que solo se puede apreciar en el propio país, respondió que «ningún dictador puede reprimir la alegría de la gente ni sus inquietudes culturales. La poesía es la búsqueda apasionada de la felicidad».

Se sorprendió por el hecho de que ni Europa, ni Estados Unidos hubieran sido capaces de ver el brote de la 'primavera árabe' «porque para mí el desafío es no rendirse nunca y luchar por unos valores con coraje y dignidad» y pidió al mundo occidental que ayude a la tarea más difícil «que no es la puesta en marcha de la lucha por la libertad, sino la transición hacia ella». Admitió que le gusta vivir en Estados Unidos «pero eso no significa que acepte todo lo que sucede allí».

La novelista iraní se decanta por ser «honesta en la literatura» y cuando se pone a escribir «tienes que abrirte y representar a todos, aunque en algunos casos puedas odiar y hasta querer matar. En Teherán me pasaba esto, pero luego me daba cuenta de que ellos también son vulnerables. También entiendo que algo fantástico y maravilloso no evita que haya muertes».

Azar Nafisi se despidió agradeciendo «el privilegio que significa poder estar aquí y, sobre todo, poder decir todo lo que he dicho».

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