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V. M. NIÑO
Martes, 27 de septiembre 2011, 02:14
Su primer destino en España fue Portugalete. La joven Kate O'Brien (Limerick, 1897- 1974) dejó su Irlanda natal para ejercer de institutriz en casa de los Areilza. Debía atender a los dos hijos del médico bilbaíno, Eloísa y José María. Un año permaneció en la mansión El Salto, conoció la zona animada por la familia, frecuentó la tertulia del médico en el Lyon d'Or y creó la suya en el Café Suizo, donde se reunían irlandesas en su misma situación. Aquella muchacha que escribía cuentos por las tardes rememoraría ese año en su novela 'Mary Lavelle' (1936). Un viaje a Madrid le asomará a la «España inesperada», la meseta, la llanura, la sobriedad, la piedra, y esta sorpresa se condensará en una ciudad, Ávila. La ciudad amurallada será su edén y refugio. Su interés por todo lo abulense y su simpatía por Teresa de Jesús le llevaron a escribir varias veces sobre esta ciudad patrimonio que ahora se lo agradece nombrando una calle con su nombre. El embajador de Irlanda asiste hoy a la inauguración de esta calle, junto al alcalde de Limerick y las autoridades abulenses, a las 12:30horas.
Es solo uno de los actos de las 'Jornadas irlandesas', gestadas gracias al empeño de otro abulense, el profesor José Antonio Sierra, que ha estado al frente de Instituto Cervantes en Dublín desde 1971 a 1993. Ayer se proyectó en el Auditorio de San Francisco 'Pasiones rotas', la película basada en 'Mary Lavelle' realizada en 1998. Varias actrices españolas -Penélope Cruz, Marisa Paredes, Ariadna Gil y Rossy de Palma-, trabajaron en esta producción protagonizada por Polly Walker, Vincent Perez y Franco Nero. La primera obra de O'Brien que fue trasladada a la pantalla grande fue 'Esa dama' (1946), su novela sobre la princesa de Éboli, encarnada por Olivia de Havilland, y significativamente subtitulada 'La cautiva de Felipe II'. El celuloide se interesó por esta novela histórica después del teatro, triunfando en el West End y en Broadway.
Ávila, su lugar de veraneo hasta el comienzo de la guerra civil española, le abrió la puerta de la historia española y de una mujer, Teresa de Ávila a quien dedicó un libro en 1951, un retrato personal que pivota sobre la condición de mujer luchadora de la santa.
Abordó la guerra civil española en 'Adiós España' y fue censurada por el franquismo. Pasó la vida escribiendo en periódicos y colaborando en radios. En su columna del 'Irish Times' (titulada 'Long Distance') también habló de la mística española. En 1971 acudió a un congreso de la Universidad de Valladolid y visitó Ávila por última vez.
Cuando Mary Robinson asumió la presidencia de Irlanda en 1990, incluyó varias referencias a la escritora y viajera Kate O'Brien en su discurso como ejemplo de la relación que su país debiera mantener con el resto de Europa.
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