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Julia García y Alejandro Espeso, en el comedor del restaurante Cervantes. :: HENAR SASTRE
«Da mucha pena cerrar el mesón después de casi cuarenta años»
VALLADOLID

«Da mucha pena cerrar el mesón después de casi cuarenta años»

La jubilación del matrimonio pone punto final al restaurante con el mejor arroz con liebre de la capital Julia García y Alejandro Espeso dueños del restaurante Cervantes

LUCÍA CARRETERO

Domingo, 11 de septiembre 2011, 03:54

Corría el año 1973 cuando el matrimonio formado por Julia García y Alejandro Espeso abrió un restaurante en la calle Rastro al lado de la casa del escritor Miguel de Cervantes, quien da nombre al lugar. El Cervantes se ha convertido en una referencia si se habla de hostelería. La edad ha obligado a esta pareja a cerrar. Después de estas fiestas de la Virgen de San Lorenzo llega el fin para un lugar donde se ha podido comer los platos de siempre «en un ambiente acogedor y tradicional».

-Últimos días de trabajo y cierre de las fiestas de Valladolid, ¿por qué han elegido estas fechas tan ajetreadas para terminar?

-Alejandro: Simplemente había que poner una fecha y decidimos que fuera esta. Estuvimos de vacaciones en agosto y pensamos seguir durante ferias para terminar a lo grande. Y luego parar.

-Como otros años, este también tienen caseta en la Feria de Día, Hoy se despiden, ¿qué recomiendan pedir?

-Alejandro: El arroz con liebre lo recomendamos mucho. Además, es lo que más se pide. Las croquetas, el paté y las patatas a la importancia también gustan.

-¿Está acudiendo mucha gente?

-José Antonio: Sí, hemos estado llenos. Ha venido tanta gente como el año pasado, incluso podíamos decir que algo más.

-Además del restaurante gestionan una bodega que puede ser visitada por los comensales, ¿qué va a pasar con ella ahora?

-José Antonio: La bodega va a seguir ahí, donde está, pero de momento, igual que el mesón, se cerrará y ya no habrá visitas.

-Rastreando por foros de Internet solo se leen buenas críticas. ¿Cómo explican su éxito?

-Julia: El éxito se va fraguando poco a poco, es algo que se consigue mediante esfuerzo, dedicación y tiempo. Y de eso nosotros sabemos mucho. Llevamos desde 1973 aquí, pero antes tuvimos otros negocios, estuvimos en Villanubla y después en La Colina. Yo llevo desde el año 1960, pero mi marido lleva desde bien pequeño trabajando en la hostelería. Eso se nota, ese es el truco.

-Han recibido reconocimientos de guías tan prestigiosas como Michelín o Campsa. ¿Cómo se sienten al estar entre los grandes?

-Julia: Siempre es un orgullo. Recuerdo especialmente un artículo que salió en el periódico, que nos situaba como uno de los tres mejores restaurantes de España, es así como lo descubrimos, viéndolo en la prensa y por eso lo recorté y aún lo guardo.

-Joaquín Sabina, Federico Trillo, Alfredo Landa... muchas personalidades de todos los campos de la vida pública han pasado por su mesón. ¿Con quién se quedan?

-José Antonio: Ha venido muchísima gente importante, pero si tuviéramos que elegir a alguno en concreto... Paco Martínez Soria, era asiduo, venía todos los años a comer aquí, y era muy buena persona.

-Poco les queda para comenzar una nueva vida, distinta de la que tienen ahora, alejada del trabajo. ¿A qué quieren dedicar su tiempo libre? ¿Tienen preparada alguna celebración especial?

-Julia: Eso está sin pensar, hasta que no se pase la tristeza... ya echo lágrimas. Son muchos años, es un restaurante muy bonito y lo hemos tenido aquí con tanto cariño... Da mucha pena después de cuarenta años dejarlo así, sin más. Por mí hubiera seguido, pero somos mayores ya. Y lo de la celebración... ni lo hemos pensado porque me pongo a llorar.

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