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SONIA QUINTANA
Sábado, 27 de agosto 2011, 02:34
«Es la maragata, gente noble, leal y valiente, quien te regala esta liga, diera toda su vida». Esta dedicatoria, bordada en la cinta de una liga por las mujeres de León que realizaron el traje típico que esta provincia española regaló a Evita Perón durante su visita a España hace 64 años, es uno de los pequeños tesoros que esconde la colección de trajes regionales de España de la que fuera primera dama argentina entre 1946 y 1952 y que hoy custodia el Museo Larreta de Buenos Aires. «El sol de tus perfecciones sin eclipse ni borrones», reza otra de esas cintas de seda que adornan el conjunto leonés.
Las mujeres charras incluyeron entre los complementos que componen el traje de Salamanca un pañuelo de bolsillo de hilo blanco en el que bordaron las iniciales de la primera dama argentina - E. D. (Eva Duarte)-; y el traje de Palencia, por su parte, es considerado una rareza porque, según los expertos, fue adornado, con mostacilla y azabache, por una célebre bordadora de mediados de los años veinte, especialista en trajes de torero. Cada provincia, a instancias de Franco, confeccionó su traje folclórico con las medidas de doña Eva Perón. «No tenemos noticias de que los haya usado, sin embargo, fueron confeccionados para ella porque el tamaño de los trajes es más bien pequeño», explica Mercedes Picot, directora del Museo Larreta, que este verano ha vuelto a sacar a la luz una gran parte de esta riquísima colección en una muestra titulada, 'Evita y los trajes del pueblo español. Memoria de una colección'. «Algunos trajes fueron confeccionados especialmente para ella y otros, seguramente, ya estarían confeccionados porque el viaje de Eva Perón se decidió de forma bastante rápida. Quien iba a viajar originalmente era Perón», recuerda Picot.
España, aislada tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, regaló esta colección de trajes a Evita, muy aficionada a la moda, durante el homenaje que esta recibió de las provincias la noche del 10 de junio de 1947 en la Plaza Mayor de Madrid, en agradecimiento por el préstamo de 350 millones de pesos, a muy bajo interés, que Perón concedió a Franco, desafiando el boicot de Naciones Unidas, para la provisión de 400.000 toneladas de trigo, hasta 1947, y otras 300.000, en 1948. A esta provisión se le agregaron 120.000 toneladas de maíz para 1947 y 100.000 más para 1948, contemplando además carne congelada, legumbres, aceite, comestibles y otros productos.
Casi 800 piezas
El acto, celebrado un día después de que el Generalísimo impusiera a la esposa del presidente argentino la Gran Cruz de Isabel la Católica, finalizó con el desfile del cortejo de ofrendas de las 50 provincias de España, durante el cual los representantes de cada provincia se acercaron a Evita Perón con canastas de mimbre en forma de mujer, dentro de las cuales se encontraban los trajes típicos de cada provincia, incluyendo ropa interior, accesorios, calzado y joyas. 728 piezas componen esta espectacular colección, considerada una de las posesiones más valiosas de la que fuera primera dama argentina a finales de los años cuarenta.
Clienta de Dior y Balenciaga, su modisto y confidente argentino, Paco Jamandreu (1925-1955) cuenta en sus memorias, 'La cabeza contra el suelo', que cuando «ella estaba ya muy malita -Eva Duarte de Perón murió en 1952 enferma de un cáncer de cuello uterino- y se deprimía, mandaba que la bajaran al sótano de la residencia presidencial donde tenía guardadas todas estas prendas y las miraba y las volvía a tocar, posiblemente recordando el gran homenaje que se le brindó en Madrid con motivo de su viaje cuando le fue entregada esta colección, recordando la felicidad de aquellos años», evoca la directora del museo bonaerense que hoy custodia esta maravillosa colección.
Este episodio tampoco se le pasó por alto a Juan Perón cuando, a la muerte de su esposa, regaló a sus cuñadas Blanca Amelia y Erminda Luján la mayoría de los vestidos de su hermana -salvo los que en ese momento se encontraban para achicar en el taller de Jamandreu y que años más tarde, tras la muerte del modisto, subastó uno de sus sobrinos-, pero conservó todos los trajes regalados a su mujer en su periplo español; desde el sombrero de paja con flores que forma parte del traje de Ávila hasta los pendientes de filigrana de oro del vestido de Zamora, que dejó guardados en el sótano de su residencia. Una colección única que estos días volverá a otros sótanos, los del Museo Larreta, donde se guardarán hasta su próxima exposición temporal.
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