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ALEJANDRO SAURA
Viernes, 12 de agosto 2011, 03:40
Amanece en la villa romana de Almenara-Puras. El señor despierta de largas horas de sueño en su confortable cama. Antes, los terratenientes de estas villas vivían en la ciudad, pero ahora no es necesario, puesto que las nuevas instalaciones agropecuarias se construyen pensando en alojar al señor y su familia durante todo el año, por lo que incorporan todos los lujos de los que disfrutarían estando en la ciudad. El terrateniente ha levantado su villa en un sitio privilegiado en el que el agua es muy abundante, por lo que la agricultura y la ganadería son muy propicias.
Saber todo esto es posible gracias al trabajo de investigación que está llevando a cabo la dirección y los trabajadores del Museo de las Villas Romanas de Almenara-Puras (MVR), con la colaboración de la Diputación de Valladolid. «El apoyo de la Diputación permite la investigación, conservación y exposición al público», dice Margarita Sánchez, arqueóloga del MVR. Sus labores por descubrir todo lo posible acerca de la villa, y de la vida romana en general, posibilitan una información amplia y documentada que se incorpora rápidamente al discurso de las guías para explicar mejor el recorrido a los visitantes del museo.
En esta villa romana, habitada entre los siglos IV y V, la actividad era incesante desde primeras horas de la mañana. Mientras el terrateniente, dueño de la villa y beneficiario de todo lo que allí se produce, disfruta de su ocio, los trabajadores se dedican a las actividades agropecuarias que conforman la actividad principal de la villa. El ocio ocupa prácticamente todo el día del señor. El juego, el deporte, la literatura o la dialéctica con amigos y filósofos conforman su tiempo libre. Aunque lo que más le gusta, seguramente, son las termas. Las ha incorporado a la casa y le basta con atravesar un pequeño pasillo para acceder, por lo que a diario, en torno a las siete de la tarde, disfruta de su baño y se relaja justo antes de la cena. Hoy, además, cenará ostras. Pero lo que el terrateniente no sabe es que los restos de su banquete se encontrarán en el siglo XXI e intrigarán a numerosos estudiosos, quienes se preguntarán por la procedencia de esos moluscos, así como por el proceso de conservación para transportarlas.
Encarnita, una trabajadora
Pero no todos los que habitan la villa romana disfrutan de unas actividades tan placenteras. Encarnita lleva ya unas horas despierta. Como no pertenece a la clase alta tiene que trabajar. No pertenecer a la clase alta no quiere decir ser un esclavo; Encarnita puede ser una persona libre pero pobre, o nacida libre y esclavizada por deudas En cualquier caso, necesita trabajar, y aquí puede hacer una de las tantas labores que se desarrollan en la vida cotidiana de la villa: artesanía, textil, agricultura, ganadería
Encarnita, explican los arqueólogos, vivió algunos años del siglo V en la villa romana de Almenara-Puras, trabajó duramente durante mucho tiempo, en algún momento de su vida, se rompió un dedo del pie, le faltaban siete dientes, murió aproximadamente con treinta años, medía 1,52 y fue encontrada en abril de 2010 en el Museo de las Villas Romanas, en lo que probablemente fue la necrópolis. Apareció primero el cráneo y se descubrió finalmente el cuerpo entero, junto con un cuenco de comida, sin saberse a ciencia cierta si este cuenco se introdujo en el enterramiento como ofrenda o por algún otro motivo. Actualmente, el cuerpo es analizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid (UVA), y el museo se encuentra a la espera de obtener los resultados. Lo más curioso del hallazgo es, sin duda, el análisis de los restos de la comida encontrada, que demuestra que ya en el siglo V se cultivaba trigo y avena en la provincia y se cocinaban con ellos una especie de gachas.
El proceso para la incorporación de la información a la visita guiada es muy complejo. En el caso del hallazgo de Encarnita fue el siguiente: se realizó una obra en una de las zonas del museo, se excavó, se encontró el cuerpo y se hizo al tiempo un informe; después se sacaron las conclusiones extraídas de la investigación y el análisis, y se dio a conocer el resultado mediante un artículo.
El señor de la villa levantó, en un lugar entre los actuales municipios vallisoletanos de Puras y Almenara de Adaja, una gran mansión de casi 3.000 metros cuadrados que le permitía, al tiempo que supervisaba las tareas de explotación de tierra y ganado, vivir cómodamente rodeado de lujos y suntuosas ornamentaciones. Decoró su casa con enormes mosaicos repartidos por las estancias más lujosas de la villa y representó en ellos numerosos motivos geométricos. El más característico de los mosaicos es el que está en el suelo de uno de los salones, donde el señor recibía a familiares y amigos. Es la representación del mito de Pegaso y la fuente Hipocrene. Según la leyenda, Poseidón envió a Pegaso al monte Helicón para que frenase el crecimiento desmesurado de éste. El mito cuenta que Pegaso dio una patada al suelo y emanó un manantial, al mismo tiempo que el monte se deshinchaba. La peculiaridad del mosaico es que, en vez de Pegaso, quien está representado es un caballo no alado, que seguramente fue el corcel favorito del señor.
Además de los mosaicos, el gran tesoro artístico del MVR son las pinturas murales que, gracias al clima y a otros factores, se han conservado en magníficas condiciones hasta nuestros días. Es uno de los pocos museos en España donde se puede apreciar claramente cómo podría ser una pintura mural de la época. Las pinturas aparecieron entre 1999 y 2002 durante la excavación de la villa y son restos de una pared en la que se dibujaron unas figuras vegetales y geométricas que, tras un trabajo de documentación gráfica y fotográfica, están representadas en el mural: 'Pinturas Murales de Almenara-Puras: Técnica, arte y Suntuosidad', que se puede ver desde febrero de 2010.
Parque infantil tematizado
El Museo de las Villas Romanas y la villa romana de Almenara-Puras constituyen uno de los centros de mayor interés turístico de la provincia. El conjunto de las instalaciones está formado por varios edificios y espacios que se complementan entre sí: el museo, la villa, la casa romana y el parque infantil tematizado.
El museo es un espacio de más de 1.500 metros cuadrados con una exposición permanente que cuenta con material audiovisual, paneles explicativos, maquetas y piezas originales de la villa romana. Ofrece una visión muy completa de la vida romana en el campo y concretamente en las villas de los siglos IV y V.
La villa romana ofrece la visita a una auténtica villa del siglo IV (habitada hasta el siglo V) con más de treinta estancias perfectamente diferenciadas. Se distinguen los patios, habitaciones, salones, mosaicos en perfectas condiciones e, incluso, parte de las pinturas originales que continúan aún en las paredes de la villa. Cuenta también con unas termas del siglo III y otras del siglo IV, integradas en la casa. La casa romana es la recreación de una vivienda bajoimperial lujosa con todo detalle. Se visita a través de ocho habitaciones tematizadas, en las que se ha ambientado fielmente cada detalle de la realidad de la época.
El último de los espacios que ofrece el conjunto es el parque infantil tematizado. El parque cuenta con cinco espacios: el peristilo, el acueducto, la arena, el área de construcción y el templo en ruinas.
El museo planifica diferentes actividades, en especial los fines de semana, desde marzo a noviembre. Pero los meses de estío suponen un incremento de ellas, así como de afluencia de público. Además, el museo celebra este año su VIII aniversario con actividades especiales que se celebran desde el mes de mayo, como la jornada de puertas abiertas, el congreso de especialistas y representantes de otros museos, la recreación de la villa en el siglo V y otras recreaciones históricas.
Vino romano
Hoy es la última oportunidad de este verano de poder visitar el museo también por la noche; además hoy, viernes, se celebra la segunda teatralización nocturna (la primera tuvo lugar el día 5), a las 22:00 horas, en la que es fácil sumergirse en una escena cotidiana de la vida romana del siglo V. Una representación rigurosa y cuidada al detalle. El domingo el museo también ofrece la degustación de los primeros premios Vino de Museo a todos los visitantes a las 13:00 horas.
Además, este año el Museo de las Villas Romanas también brinda la posibilidad de acercarse al cielo. Y es que, de nuevo, se han programado talleres que se vienen realizando todos los jueves desde el 28 de julio, en los que, después de asistir a una explicación titulada 'Nebulosas y cúmulos estelares' se ofrece al público la posibilidad de contemplar las estrellas desde un envidiable emplazamiento que disfrutan al año más de 25.000 personas.
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