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MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ
Domingo, 12 de junio 2011, 14:25
S entado en la butaca del salón de plenos, Pedro Arahuetes escuchó el recuento de votos con un bolígrafo entre las manos y los labios. Cuando faltaba uno por contar había un empate, pero el último tenía su nombre y cuando lo leyó la secretaria del Ayuntamiento, Eva Martín Miguel, sonrió aliviado. «No ha habido sorpresa», manifestó sin elevar demasiado la voz mientras se levantaba para jurar el cargo. No podía haberla. El pacto firmado el viernes por la tarde con Luis Peñalosa le dio de nuevo el sillón de la Alcaldía. Después, cuando terminaron los actos protocolarios, declaró que tenía «ganas de que llegue el lunes para retomar las riendas del Ayuntamiento, que es para lo que hemos sido elegidos». En su discurso de investidura, Arahuetes se comprometió a finalizar en los próximos cuatro años el «camino de progreso» iniciado en 2003, cuando se hizo cargo por primera vez de la Alcaldía.
El camino que emprende el nuevo equipo de Arahuetes no será fácil. Gobernará en minoría y, si no se sale del guión, con el apoyo del único concejal de Izquierda Unida, Luis Peñalosa, pero necesitará ejercer el liderazgo que prometió ayer con mucho diálogo, como dijo en su discurso, con su «compromiso en la interlocución permanente para buscar los consensos necesarios».
La sesión
Las gradas del pequeño salón de plenos estaban llenas media hora antes de la sesión constituyente. En la calle, un numeroso grupo del movimiento 15-M recibió a los concejales electos (y les despidió también después, cuando salieron de la Casa Consistorial) con caretas de los detenidos del colectivo Anonymous para reclamar democracia real; ocho de ellos subieron al lugar reservado para el público, pero aparte de enseñar las camisetas con sus lemas durante la sesión no hicieron manifestación alguna y los efectivos del Cuerpo de Policía Nacional que custodiaban la puerta del Ayuntamiento solo tuvieron que mantenerla despejada mientras salían los miembros de la nueva Corporación municipal.
En las gradas, las autoridades y los familiares de los concejales ocuparon todas las butacas y los reducidos espacios de las escaleras y pasillos para seguir de pie el pleno.
Luis Peñalosa fue doblemente protagonista. Además de que su voto fuera decisivo para la elección del alcalde, las circunstancias hicieron que presidiera la mesa de edad y que llevara las riendas del pleno constituyente junto al concejal más joven, Pablo Pérez, del PP, y la secretaria de la corporación, Eva Martín Miguel. El concejal de IU fue el encargado de ir nombrando a cada uno de los corporativos para que prometieran o jurasen su cargo.
El discurso
Después de los compromisos solemnes, Arahuetes tomó la palabra para leer un largo discurso que comenzó con agradecimientos, primero a la ciudad y, luego, tras declarar que «Segovia necesita el mejor gobierno posible», a Peñalosa, pues con el acuerdo de investidura se da «normalidad a la mayoría progresista emanada de las urnas» y otorga la necesaria estabilidad al gobierno municipal, «permitiendo que los proyectos y programas de actuación se desarrollen con eficacia en beneficio de la ciudad», de ahí que agradeciera «el esfuerzo responsable realizado por el concejal de Izquierda Unida para alcanzar la gobernabilidad de un gobierno de progreso con capacidad suficiente para acometer los retos a los que se debe enfrentar Segovia para avanzar en la consolidación de su futuro como ciudad abierta, dinámica, generadora de empleo y bienestar».
Así, contando con ese respaldo político y con el de la ciudadanía, Arahuetes declaró que asume su tercer mandato «también con la humildad de ser consciente de que los concejales del Partido Popular han obtenido un amplio respaldo ciudadano, y que el nuevo mapa político municipal, más que nunca, hará necesario el diálogo entre los partidos».
La manifestación política del alcalde incidió por eso en una oferta, todavía sin concretar, para que los tres grupos de la Corporación trabajen de forma conjunta: «Desde este primer pleno constitutivo de la nueva Corporación municipal tiendo la mano a todos los grupos políticos y a todos los concejales para trabajar por Segovia. Siempre he dicho que mi partido, nuestro partido, es Segovia y a ella nos debemos».
Esa declaración de intenciones la matizó más adelante al destacar que este mandato también es una oportunidad «para recuperar la política como instrumento para construir acuerdos. Eso es lo que los ciudadanos esperan de nosotros. Cuando la política solo sirve para expresar desacuerdos y confrontación, deja de ser útil a los ciudadanos».
Arahuetes incidió en que «es necesario que recuperemos el valor de la política y la política de los valores» y en estas palabras hubo un guiño para el Movimiento 15-M, pues añadió que «estos días tenemos a muchos jóvenes y no tan jóvenes que han salido a la calle para recordárnoslo. No podemos defraudarles, porque su frustración es nuestro engaño. Debemos dar respuesta a estas propuestas para hacer de la política no un problema sino una solución».
Luego llegó el momento de la imposición por el alcalde de las medallas corporativas a los nuevos concejales. Uno por uno fueron pasando por la mesa de la presidencia para que Arahuetes les colocará el cordón azul y dorado, con las sonrisas de unos y el abrazo emocionado de varios de sus compañeros de grupo; el último fue el concejal del PP Eduardo Barrios, a quien se acercó el alcalde para imponerle la medalla en la segunda fila del hemiciclo, donde estaba sentado en su silla de ruedas. Allí estará en todos los plenos, accediendo a su sitio con el elevador que ha sido necesario instalar en uno de los laterales.
Finalizada la investidura, todos los concejales fueron a la Sala Blanca para que los fotógrafos tomaran la foto oficial de la Corporación.
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