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SERGIO ÁLVAREZ
Domingo, 22 de mayo 2011, 04:19
Valladolid acogió este fin de semana una nueva edición de 'Los diálogos del Señor Boliche', la VI, que ha sido un pequeño homenaje a 'El Jueves', pues los cuatro invitados han guardado estrecha relación con esta publicación humorística. Si el viernes comenzaron estos diálogos en la Biblioteca Municipal con una interesante charla con dos de los mejores historietistas del panorama español, Paco Alcázar y Manuel Bertual, ayer fue el turno de Albert Monteys y Manel Fontdevila, que, además de dibujantes, también han sido directores de la citada revista. En tono jocoso, estos últimos recordaron los momentos vividos cuando 'El Jueves' fue secuestrado por la polémica portada de los Príncipes de Asturias en el año 2007. «No sabemos muy bien quién fue el que denunció la publicación, aunque intuímos que pudo ser cosa de 'Aquí hay tomate'. En cualquier caso, fue todo muy gracioso, venían los policías, se llevaban 50 ejemplares, y prácticamente nos pedían perdón por secuestrar la publicación. Al final, la suerte que tuvimos es que quien realmente secuestró aquella publicación fueron nuestros lectores», explica Albert, entonces director de la revista.
Tras haber saltado rápidamente a la opinión pública, Manel, uno de los dibujantes de aquella portada, recuerda que todo sucedió muy rápido. «Era como ir al despacho del director. Nos teníamos que sentar delante de un juez y del fiscal y todo el mundo te decía que habías hecho algo mal. Todo muy peculiar y muy español», comenta, antes de explicar cómo los implicados en el proceso se sorprendieron de la velocidad que adquirió el juicio. «Creo que ni tan siquiera se tomaron vacaciones con este tema. Todo el mundo sabe qué lentas son las sentencias, pero esta salió en apenas cuatro meses».
La experiencia de ambos les permite analizar con frialdad lo vivido y tampoco es que recuerden con gran cariño los años que ocuparon la dirección de la publicación. «Te quitaba tiempo de hacer lo que verdaderamente te gusta, que es dibujar, y al final acabas con la sensación de que la estás cagando continuamente», apunta Albert. «Vino bien para diferenciar los verdaderos amigos de otros, pero poca cosa más», añade Manel.
Quioscos como mercadillos
Para el gaditano Paco Alcázar y el valenciano Manuel Bartual, la llegada a 'El Jueves' fue el cénit de una carrera en la que tuvieron que pasar por muchas luces y sombras. «Cuando 'El Jueves' te da el sí es como si te tocara la lotería», sentencia Manuel. «Estuve enviándoles proyectos durante tres años y no gustó ninguno hasta que me surgió la oportunidad de hacer 'Sexorama'», continúa. El gaditano Alcázar, por contra, no tenía tan claro que su mayor deseo fuera trabajar para la revista.
«Para mí, trabajar para 'El Jueves' era una marcianada. No quería tener la presión de enviar una página cada semana, pero estaba en un momento malo y decidí que si ponía un poco de mi parte podría vivir del dibujo». Pronto se dio cuenta de las posibilidades que el semanario le ofrecía. «Una vez empecé a trabajar para ellos, tuve que decidir dejar de colaborar por un tiempo con 'fanzines'. Me autoprohibí hacer cualquier tipo de trabajo que no me reportara algún beneficio. Y es que ya me había tocado trabajar mucho sin cobrar nada en los inicios», lamenta, antes de concluir que con el paso del tiempo ha vuelto a abrirse un poco y sí que ha vuelto a hacer algunas colaboraciones con este tipo de publicaciones.
Pese a haber alcanzado una posición privilegiada en el semanario -«con 'El Jueves me he profesionalizado», reconocía Alcázar-, tanto Paco como Manuel tienen claro que el futuro de la profesión en España es poco halagüeño por los altos costes de edición y distribución, factores que dificultan la salida de nuevas revistas. «El caso de 'El Jueves' es muy especial y difícilmente habrá otra revista que pueda tener un éxito similar. Los quioscos han pasado a ser como mercadillos, pues venden de todo, desde periódicos hasta bragas», explica el valenciano en tono jocoso. «Además, la gran parte de mis compañeros tienen trabajos con el que complementan el de dibujante, pues con eso solo no da para vivir», comenta apesadumbrado. Al fin y al cabo, como sentencia su compañero Alcázar, muchas veces el dinero es lo de menos. «Dibujar tampoco me importa o me gusta tanto, al final lo que todo el mundo busca es ser feliz» y, como ambos aseguran, «el cómic en España está en un momento interesante y curioso y, aunque hay casos y casos, el futuro no es tan negro como lo pintan».
Para poner el broche de oro a esta VI edición de 'Los diálogos del Señor Boliche', el Café Beluga acogió un peculiar taller 'Drawin Jam' en el que los dibujantes se lucieron y dieron rienda suelta a su creatividad conjunta en directo. Todo un placer para la vista que mereció la pena.
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