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El impacto de la revolución de octubre de 1934

PPLL

Jueves, 14 de abril 2011, 02:12

La participación de la CEDA en el Gobierno presidido por Lerroux, en octubre de 1934, desató una dura campaña revolucionaria por parte de importantes sectores del PSOE y la UGT y, de manera más desigual, por CNT y PCE. Su objetivo era acelerar la revolución y desalojar a la derecha del Gobierno.

En la capital vallisoletana, la huelga general revolucionaria apenas sobrepasó los días 5 y 6 de octubre, impulsada por los servicios municipales y por los obreros de los Talleres del Norte. El estado de guerra decretado el día 7 por el general Nicolás Molero puso fin al movimiento. A finales de mes se hacían públicas numerosas detenciones y encarcelamientos de dirigentes socialistas.

Más importantes fueron los paros revolucionarios en la provincia, sobre todo en Tudela de Duero, Medina del Campo y Medina de Rioseco, pueblo este último donde los motines provocaron la muerte de un sargento y heridas a un teniente y cuatro números del cuerpo. Tuvieron que desplazarse tropas desde la capital para acabar con la resistencia obrera.

El movimiento se saldó con 80 detenciones, once absoluciones, penas que oscilaron entre los 30 años de cárcel y los cuatro meses y un día, y dos condenas a muerte -Félix Fernández Donis, como jefe de la rebelión militar, y Ezequiel Casquete Gutiérrez, como autor de la muerte del sargento Mauro Andrés-, que finalmente fueron conmutadas por el Gobierno.

Las autoridades cesaron a las corporaciones de las localidades más significadas en la huelga. Así se hizo en Medina de Rioseco, Olmedo y Villalón de Campos, pero también en la capital vallisoletana, donde el 5 de octubre, el gobernador civil, Alonso Velarde Blanco, dispuso públicamente la destitución de García Quintana. Luego reunió a los nuevos concejales, una mayoría del Partido Radical y una minoría de Acción Popular. El comandante médico militar, Mariano Escribano, militante del Partido Radical, fue elegido nuevo presidente de la Corporación. García Quintana no volvería a la alcaldía hasta el triunfo electoral, en febrero de 1936, de las izquierdas coaligadas en el Frente Popular.

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