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SUSANA GURI
Domingo, 3 de abril 2011, 03:22
Tal día como hoy (por el 16 de febrero), hace cuatro años, nació Nachete. La emoción de sentir a tu hijo encima de ti nada más venir al mundo no creo que sea comparable a nada. Son un montón de sensaciones que se unen para hacerte olvidar el sufrimiento del parto, ya nada importa, tu hijo por fin está contigo. Los primeros meses son duros, de emociones encontradas, de la felicidad a la desesperación por la inexperiencia de una primeriza. Con seis meses todo cambia, empiezan las sonrisas, las carcajadas, los cinco lobitos, las primeras palabras... Más meses y más avances, todo es felicidad, hasta que a los 18 meses Nachete deja de hablar, no sonríe apenas, no atiende a su nombre. Llegan meses de incertidumbre, de pruebas médicas, de diagnósticos que no llegan. Un día te dicen que lo que tiene tu hijo es un TEA. Unas siglas que nos van a acompañar toda la vida, pero son eso, unas siglas. No creáis que nos condicionan la vida, nada de eso. El Trastorno del Espectro Autista forma parte de la personalidad de Nacho, pero no hace que sea diferente. Es un niño, que juega, que ríe, que quiere, que se hace querer.
Nachete no controla esfínteres como los niños de su edad, tampoco habla, aunque ha cantado el 'cumpleaños feliz'. Pero como los niños de su edad va al cole, juega en los columpios, se ríe, llora cuando se cae. Y a diferencia de muchos niños de su edad, expresa sus sentimientos. ¿Pero no es autista?, pues no lo es, tiene autismo, que es diferente, y eso no le hace ser ni frío, ni agresivo, ni solitario, ni asocial. Tiene autismo sí, pero es cariñoso, dulce, con una mirada que te comunica lo que su voz aún no puede decir, no da puñetazos, lo que da son abrazos y le encanta estar en compañía, no le gusta estar solo.
Si hoy retrocediera a ese 16 de febrero de 2007 y me dieran a elegir, volvería a vivir estos años, porque Nacho es como es, el autismo forma parte de él, de nuestras vidas. Sin llantos, sin lamentos, con alegría, con ganas de vivir y salir adelante. Porque si algo nos ha enseñado Nacho es a ser felices, a ver la vida desde otro prisma. A recordar que con el trabajo se consigue todo, él lo hace cada día, cuando por fin mira a los ojos, cuando se vuelve al oír su nombre, cuando dice una palabra. Nos ha enseñado lo que realmente es importante, a ser felices. Creo que soy la madre más orgullosa del mundo.
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