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J. SANZ
Martes, 15 de marzo 2011, 02:06
«Para nosotros es una gran satisfacción que esta pasarela lleve su nombre porque es un reconocimiento a su gran labor social», explican César y Eutiquio, los sobrinos del profesor y humanista Pedro Gómez Bosque (El Escorial, 1955-Valladolid, 2008), cuyo nombre luce desde ayer el decimotercer paso sobre el Pisuerga, que une los barrios de Arturo Eyries y La Rubia -el decimocuarto, en La Rondilla, se inaugurará en breve-.
La plataforma salva los cien metros que separan la plaza de Cuba (detrás del polideportivo Pisuerga) del inicio del Camino Viejo de Simancas. «Es muy cómoda y nos va a ahorrar un paseo para ir al médico o a comprar», destacaba uno de los primeros peatones de la pasarela, el jubilado José María Fernández. A su lado, Fernando Cristóbal Alonso advertía de que «lo peor es que en cuanto vengan los zánganos lo van a dejar hecho un cristo».
Y no le faltaba razón al veterano 'profeta' habida cuenta de que una de las novedades que presenta el paso es, por un lado, el pavimento de caucho blando de su calzada -el primero de estas características de la capital- y, por otro, los cerramientos de cristal de sus barandillas laterales. Eso además de los muros al alcance de los grafiteros que ocultan los pilares en las riberas del río.
El consumo de una lavadora
«Es muy bonito y muy cómodo, pero creo que no van a poner un guardia en cada extremo para vigilarlo», ironizaba otro usuario, Francisco Gómez, poco después de que el alcalde, Francisco Javier León de la Riva, hiciera un llamamiento nada más inaugurarlo para que «entre todos cuidemos este puente como si fuera el salón de nuestra casa porque el dinero invertido -cerca de 2,3 millones- es de todos».
El regidor destacó, y con razón, el «aspecto liviano» de una pasarela que nada tiene que ver con el volumen de su homóloga del Museo de la Ciencia. El segundo paso peatonal sobre el río de la ciudad es, desde luego, mucho más ligero y destaca por su amplia calzada de cuatro metros: dos para peatones y dos para bicicletas en sendos carriles de colores amarillo y verde. Su iluminación, con tiras de luces LED ocultas bajo los pasamanos -su potencia de 2.100 vatios permiten que consuman «como una lavadora doméstica»-, hacen que su aspecto sea más espectacular por la noche.
El primer paseo oficial de autoridades y vecinos culminó con la proyección de un vídeo sobre el proceso de construcción del paso. Unas imágenes que muchos vecinos optaron por ni mirar porque, según señalaron, «todo eso llevamos viéndolo unos cuantos años». No en vano, las obras comenzaron en la primavera de 2009 y debían estar concluidas a finales de ese mismo año. Los problemas técnicos retrasaron los trabajos y desde ayer, por fin, la pasarela evita a los vecinos un paseíto hasta los puentes del Doctor Quemada (avenida de Medina del Campo) y la Hispanidad.
«Era una vieja demanda de los vecinos y creo que hace que cruzar el río sea una anécdota y no un trauma para para los ciudadanos», aseguró el alcalde, quien ensalzó la figura del doctor Gómez Bosque, del que fue alumno en Medicina. «Los que le conocían bien saben que nunca se subió a un coche, siempre iba andando, y por eso esta pasarela no puede ser mejor homenaje».
Pedro Gómez Bosque, además de catedrático de Anatomía, fue senador y presidente honorífico del PSOE de Valladolid, dirigió Cruz Roja y fue uno de los fundadores de Asprona. «Era un gran intelectual muy aferrado a su pueblo y a esta ciudad», concluyeron sus sobrinos.
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