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CÉSAR BLANCO
Domingo, 20 de febrero 2011, 03:26
E s rentable la nostalgia? Hace una semana, el Tren de las Emociones que abanderó la Asociación Cultural Plaza Mayor traqueteó por los raíles de la melancolía desde la estación de la carretera de Villacastín hasta la de El Espinar para intentar demostrar que sí. Cerca de un centenar de viajeros se montaron en los compartimentos de una memoria que todavía se desplaza en presente. Aunque se desconoce por cuanto tiempo seguirá en marcha. El trayecto fue un canto pasional y festivo al costumbrismo ferroviario, un homenaje en vida al tren regional y de cercanías, a los convoyes de media distancia. Pero ese emocional trayecto fue también una reivindicación para conservar la línea convencional que enlaza los andenes de la capital segoviana con los de Madrid. Los alcaldes de la ciudad del Acueducto y de la villa espinariega, Pedro Arahuetes y David Rubio, respectivamente, también se subieron al vagón de la reclamación en pos de mantener con vida este servicio de transporte frente el runrún de supresión que recorre estas vías desde hace meses.
El futuro que le aguarda a las líneas convencionales está a merced de su productividad. Es un hecho. El Estado no reserva plaza a las melancolías en su marcha hacia la eficiencia económica. Así lo decidió el Gobierno central reunido en Consejo de Ministros el pasado julio. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero sentó entonces las bases para el cierre de las prestaciones que no fueran rentables. También así se lo plantea el Ministerio de Fomento, que encargó en verano un informe a la operadora Renfe para poder determinar qué líneas de viajeros son de interés público y cuáles no.
La criba está en la vía de salida, a punto de partir, aunque al menos este año los usuarios del tren convencional podrán respirar y viajar tranquilos porque «no se va a tocar» el entramado que opera hoy en día en España, según han ratificado esta misma semana a este diario fuentes del Ministerio que dirige José Blanco. Y eso incluye el mantenimiento poco menos que agónico, al menos hasta 2012, de la línea Segovia-Madrid, sobre la que se cierne la amenaza de la desaparición. Lo mismo ocurre con muchos de los trayectos de cercanías y regionales de media y larga distancia que cubren una necesidad de comunicaciones en un territorio tan disperso y despoblado como es Castilla y León, según ha dejado entrever la Administración central en más de una ocasión. El propio ministro citó como ejemplo de improductividad la conexión entre Madrid y Burgos, utilizada por unos seis pasajeros al día. «A Renfe le resultaría más rentable pagarles un taxi», manifestó entonces Blanco.
Pérdida de usuarios
Después de la llegada y la extensión de la alta velocidad, el tren tradicional ha perdido viajeros. Es otro hecho que revelan los balances de actividad de Renfe. Los números mandan, y en tiempos de crisis toca mirar por la rentabilidad, aunque los ayuntamientos y usuarios damnificados prefieran observar el dilema desde el punto de vista del rédito social que ofrece un servicio consustancial a los pequeños municipios que lo disfrutan y que puede entrar en vía muerta en unos meses, dejando al borde del aislamiento a esos pueblos.
Para su estudio, la operadora ha cruzado varios criterios económicos con el aprovechamiento real de las infraestructuras. Si se atendiera al estudio correspondiente a 2009 de las líneas que se hallan en la diana de Fomento, la que peor lo tendría para continuar en funcionamiento sería la que une Segovia y Madrid, que incluye paradas en varias poblaciones de la sierra, tanto del lado segoviano como del madrileño, con reducidas alternativas de transporte y movilidad que no sea el tren convencional.
Este servicio férreo sufría la menor tasa de aprovechamiento, con un índice de apenas el 3,39%. El elevado coste que lleva consigo la abrupta orografía del trayecto entre la ciudad del Acueducto y la capital de España es un lastre para los aceptables guarismos experimentados a la hora de analizar la cantidad de usuarios.
Los cálculos que elaboró la compañía pública en 2009 indicaban que alrededor de 138.000 viajeros emplearon estos trenes ese año, ocho veces más que los pasajeros que utilizaron en el mismo periodo la línea convencional entre Ávila y Salamanca o el triple de las personas que se desplazaron en los convoyes que habitualmente enlazan Valladolid y Burgos, por poner dos ejemplos regionales.
A falta de conocer los índices de operatividad y de aprovechamiento de 2010, año en el que el Ministerio encargó el informe a Renfe para decidir los servicios ferroviarios a suprimir por deficitarios, la primera noticia del bajón experimentado en el número de viajeros no es halagüeña. El tren convencional entre Segovia y Madrid cada vez se usa menos. Fuentes de Renfe confirman el descenso de unos 18.000 pasajeros en un solo año en esta vía regional, pasando a 120.100 los viajeros que se desplazaron en este medio de transporte.
Si a este dato se unen las palabras que ya manifestó Blanco al respecto de no querer una Renfe deficitaria, sino una empresa pública competitiva que pueda competir en el mercado y que pueda prestar los mejores servicios, los temores de los ayuntamientos están más que justificados. Poco consuelo es que este año el mapa ferroviario de servicios de cercanías y regionales de media y larga distancia permanezca intocable.
El alivio de esta prórroga mínima hasta 2012, que suena a moratoria, no es suficiente. La incertidumbre sobre la supresión de aquellas líneas «innecesarias» para el Ministerio de Fomento del mapa ferroviario tradicional sigue rondando a los pueblos que cuentan con estaciones y apeaderos dentro de esta red.
La alcaldesa de Navas de Riofrío, Pilar Reques, no tiene todas consigo de que el tren que pasa por su localidad sobreviva al próximo año. «Estamos asustados», comenta abiertamente. El temor es tal que en el último Pleno municipal celebrado las fuerzas políticas aprobaron por unanimidad solicitar al Ministerio y al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) el mantenimiento del transporte.
Evitar el aislamiento
En su caso, los vecinos que utilizan el tren convencional lo hacen por necesidad, recalca la regidora. No es un capricho romántico. «Hay mucha gente que trabaja en Segovia capital, como trabajadores del Hospital General, y usan este tren para ir a sus puestos», señala Reques, quien invita al resto de ayuntamientos afectados a sumar ánimos y esfuerzos para reivindicar la supervivencia de esta línea férrea. Su muerte sería un puyazo en la herida de la despoblación.
El argumento del regidor espinariego, David Rubio, sigue los mismos derroteros. El alcalde y actual procurador socialista en las Cortes regionales ha defendido reiteradamente la continuidad de la línea regional. Esta prestación tiene a su favor el servicio brindado a muchos pueblos del sur de la provincia, porque su tiempo de viaje -dos horas en cubrir la totalidad del recorrido- obedece a las paradas que realiza en las estaciones segovianas de La Losa-Navas de Riofrío, Ortigosa del Monte, Otero de Herreros, Los Ángeles de San Rafael, El Espinar y San Rafael; así como en las madrileñas de Tablada, Cercedilla y Villalba de Guadarrama, entre otras, y en las estaciones de Chamartín, Nuevos Ministerios, Recoletos y Atocha.
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