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Ignacio Tapia, Ismael Gozalo, José Ángel Matarranz y Álvaro Moreno, con los dos vinos. :: ANTONIO TANARRO
Cuatro amigos y dos vinos
SEGOVIA

Cuatro amigos y dos vinos

El proyecto 'enosolidario' C2C destinará sus beneficios a una ONG

M. A. LÓPEZ

Sábado, 20 de noviembre 2010, 01:17

Son cuatro amigos que comparten la pasión por el vino y los viajes. Tres se dedican profesionalmente a las finanzas, y solo el uno, Ismael Gozalo, a la producción vinícola. Pero los otros tres, Álvaro Moreno, José Ángel Matarranz e Ignacio Tapia, le liaron, con facilidad, para emprender una 'aventura'. Todo comenzó como un juego para adentrarse en el mundo del vino y ya es una realidad. Acaban de sacar al mercado dos vinos de calidad, un blanco y un tinto, que se comercializan desde ayer mismo con la etiqueta 'C2C', acrónimo de 'Con dos caras', las dos de su proyecto doble, que tiene una vertiente enológica y otra solidaria. No tienen ánimo de lucro y todos los beneficios que obtengan con la venta de estas dos añadas los destinarán a un fin altruista, a una ONG que todavía no han terminado de elegir, pero seguramente implicada en el trabajo con niños de lugares desfavorecidos.

Es un primer paso. Los cuatro insisten en que el proyecto es de largo recorrido. No se van a conformar con estas dos primeras añadas y ya tienen la de 2010 en las barricas. Siempre serán vinos de calidad porque la producción reducida, de 2.500 botellas entre los dos vinos, permite cuidar mucho la elaboración, y los comercializarán «de boca a oído», sin intermediarios, en principio entre un reducido grupo de consumidores y amigos, señala Ismael, quien subraya, como copropietario de Ossian Vides y Vinos, que «en origen el proyecto es enológico», pero agrega que «siempre será también solidario y destinará los beneficios íntegros a fines sociales y solidarios», incluso en el caso de que los vinos triunfen por su calidad, pues si el éxito es grande «ya veremos si ponemos en marcha otro proyecto».

Álvaro Moreno es el más elocuente. Defiende el proyecto con el mismo entusiasmo que revelan las caras de sus amigos y dice en nombre de todos que «es la primera vez que nos ponemos a vender vino juntos y vamos a ver si la iniciativa cala». Una parte del proyecto ya la han hecho realidad porque se propusieron, dentro de sus limitaciones laborales y de tiempo, hacer alguna actividad cultural a partir del vino. Y lo han reflejado en las etiquetas de las botellas: «El fruto de un sueño, de una pasión, de una amistad, será la fuente de múltiples sonrisas». Las suyas y las de los niños que reciban sus beneficios.

Con mucho mimo

Hay muchos indicios también para augurar que sonreirán quienes beban estos caldos, calificados como Vinos de la Tierra de Castilla y León. El blanco es cien por cien verdejo de viñas plantadas en 2006 en el municipio de Nieva, con cultivo ecológico sin fertilizantes, herbicidas ni pesticidas, y ha sido elaborado solo con los mostos yema y fermentado en barricas de roble francés hasta completar una crianza de siete meses. El tinto tiene un 80% de tinta de Toro y un 20% de garnacha, de viñedos con una edad media de 35 años de los municipios vallisoletanos de Villaester y San Román de Hornija; ha sido criado en barricas de roble francés y americano durante 18 meses y, como el blanco, embotellado sin filtrar.

Son añadas tratadas con mimo y están a la venta en cajas de seis botellas, tres de blanco y tres de tinto al precio de 40 euros. Si se los ofrecen, cómprelos, sonreirá usted y mucha más gente.

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