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ALFREDO J. GÓMEZ
Sábado, 20 de noviembre 2010, 01:15
Los libros que Juan Martínez Pastor presentó y leyó ayer en los Viernes del Sarmiento tienen en común el haber nacido de la misma fantasía y ambos son consecuencia de la búsqueda de los mismos deseos en idénticos paisajes. Son poemarios donde el autor recoge una fantasía poética a semejanza de la naturaleza. El paisaje es el protagonista.
En el primero, 'Piel de árbol', el poeta encuentra el refugio en la naturaleza mágica, primitiva, salvaje, en donde el rey es el árbol y su piel es un refugio donde se guardan los secretos de todas las palabras.
«Hay que entrar en esos versos como en una selva, aprendiendo de sus silencios y de sus ruidos, sombras vírgenes que jamás han sido contaminadas, seres que se esconden en las cortezas y raíces protegiendo el amor desesperadamente», manifiesta Juan Martínez Pastor.
«El árbol, en un solemne acto de presentación, se convierte en el símbolo erótico de esa fantasía edénica donde aún suenan los ecos del pecado».
En el segundo libro 'Tiempos inútiles', propone el juego de la creatividad, «lo que conocemos como sueños, solo existe dentro de nosotros. Necesitamos inventar mil veces para no diluirnos en la oscuridad de las palabras perdidas en la memoria».
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