

Secciones
Servicios
Destacamos
J. SANZ
Jueves, 4 de noviembre 2010, 19:02
El histórico poblado del camino de Juana Jugan, el último bastión del chabolismo en la capital, acaba de crecer después de un lustro restando inquilinos. Tres familias han levantado nuevos chamizos sobre las ruinas de la desaparecida casa de los Juanones, una antigua finca de labranza que fue pasto de las llamas hace año y medio. Con este son ya tres los núcleos habitados repartidos por los terrenos del futuro plan parcial La Florida, el mayor foco de pobreza de la ciudad que abarca una extensión de 46,2 hectáreas entre el Benito Menni, las carreteras de Madrid y Segovia y la zona industrial de la ronda.
Los recién llegados no son unos desconocidos. Uno de ellos es hijo del fundador del núcleo chabolista de Juana Jugan -a escasos cien metros del nuevo asentamiento- y los otros dos son sus propios vástagos con sus respectivas mujeres e hijos. Uno de los nietos explicaba ayer escuetamente su vuelta al lugar que vio nacer a su progenitor: «Llevamos aquí tres meses porque las cosas están mal para nosotros, pero prefiero no hablar más porque ya ves la que tenemos encima», resumió mientras señalaba las tres chabolas de tablones, plásticos y chapas construidas en torno a una plazoleta central, es decir, la misma disposición que tuvo en su día el núcleo original de Juana Jugan -construido a comienzos de 1979-.
Aquel poblado llegó a acoger a más de 34 personas en los años ochenta y noventa, aunque allí solo se mantiene en pie la caseta de su fundador, Antonio Barrul -vive con su mujer y un nieto-, y otra más pequeña de un hijo aquejado de una enfermedad mental. El motivo de la separación de los dos poblados no es otro que el temor del patriarca a ampliar el suyo después de pactar con el Ayuntamiento que las chabolas no crecerían a medida que sus hijos fueron independizándose en casas de alquiler en un camino que resultó ser de ida y vuelta.
Y de vuelta precisamente están los habitantes de las ruinas de la casa de los Juanones. Sus modestas viviendas, eso sí, cuentan con las pequeñas comodidades de un hogar, como cocina o luz con generadores. Todo un mundo paralelo a la sociedad del bienestar que refleja los casos extremos provocados por la maltrecha situación económica.
Bienvenidos a 'Esparta'
A él se accede desde una senda abierta entre maleza y los visitantes son recibidos, primero, por un perro encadenado que no cesa de ladrar y un cartel que bautiza al gueto como 'Esparta'. Los residentes mantienen sus casetas cerradas a cal y canto con cadenas y candados y muestran sus creencias con llamativas misivas en las puertas como una que reza: 'Jehová reina en estas tres chabolas. Amén'.
Su llegada a La Florida suma en torno a una decena de nuevos residentes a los quince afincados hasta ahora en los otros dos poblados chabolistas, el de Juana Jugan y el núcleo del Tuerto, otra media docena de casetas levantas hace un lustro al borde la vía que discurre junto a la carretera de Madrid. Sus habitantes son mucho menos amables con las visitas que sus vecinos.
Los vastos terrenos de un plan parcial que prevé la construcción de 2.762 viviendas en un futuro por ahora lejano -el proyecto está paralizado desde su aprobación definitiva en 2008- llegaron a tener muchos más habitantes en unos chalés ocupados que ya fueron demolidos a mediados del año pasado. Junto a ellos se encuentra la abandonada fábrica de Uralita, desvalijada en los últimos meses y en la que, por ahora, no duerme nadie.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.