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Primer semáforo de Valladolid, en la calle Regalado. :: A. Q.
La primera luz ámbar de Pucela
VALLADOLID

La primera luz ámbar de Pucela

El cruce de Regalado con Duque de la Victoria estrenó los semáforos en 1957

V. M. V.

Jueves, 23 de septiembre 2010, 02:35

«Como dato curioso para la historia de Valladolid -escribía Hernández Higuera en EL NORTE del 30 de agosto de 1957- recogemos el primer semáforo colocado en Valladolid. La zona corresponde a la calle de Regalado, a dos metros de su desembocadura con Duque de la Victoria. Dicho aparato, desde luego, no evita la peligrosidad en la unión de Teresa Gil, donde se hace preciso, ahora más que nunca, la colocación de otras señales eléctricas». En fin, que han pasado 53 años desde la instalación del primer 'dispositivo luminoso' en un cruce de la capital (los primeros con señales acústicas, llegarían en marzo de 1986). Desde entonces, no han hecho más que multiplicarse y en la actualidad hay 285 intersecciones que están reguladas por semáforos, «por debajo de la media de ciudades como Zaragoza, Valencia o Sevilla», según explicaban ayer desde el Gabinete de Movilidad del Ayuntamiento. El 85% de estos semáforos están hoy regulados desde un centro de coordinación conjunta, pero hace más de medio siglo eran casi una pelea diaria para conductores y peatones (ante la mínima tormenta dejaban de funcionar). Cuatro días después del montaje, los periodistas preguntaban al entonces alcalde, Gutiérrez Semprún, por las bondades de este 'revolucionario' sistema.

-¿Satisfecho, señor alcalde, por el resultado?

-Francamente lo estoy.

-¿Susceptible de ampliación? -Desde luego, no vacilaré en extender este servicio a otros lugares próximos-, respondió rimbombante el regidor. Y esos lugares próximos fueron «el Campillo, con sus respectivos accesos, ya que hasta llegar allí existen los peligrosos cruces de Montero Calvo y Claudio Moyano: calle de Santiago, plaza de Zorrilla...».

Durante los días siguientes, el periódico tuvo que hacer casi de autoescuela para explicar a los ciudadanos cómo interpretar las nuevas señales. Por ejemplo, «si hay luz roja con una flecha de dirección en verde, la circulación está permitida solamente en el sentido de la flecha, pero no continuar de frente», apreciación necesaria porque no todos los conductores sabían descifrar la complicación del mecanismo. El 6 de septiembre de 1957, el periódico informaba de que técnicos madrileños, supervisados por personal municipal, acordaron desmontar y cambiar de ubicación algunos.

El columnista Publio explicaba el 13 de diciembre de 1957 una nueva dificultad: el semáforo «obliga a la gente a permanecer unos momentos quieta, expuesta a la lluvia, si la luz está roja». El debate del tráfico, ya en 1957, era un clásico en EL NORTE, con protestas porque había coches «mal aparcados» en María de Molina o Duque de la Victoria que entorpecían el tráfico. En fin, nada nuevo bajo el sol.

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