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RAQUEL MARTÍNEZ
Viernes, 3 de septiembre 2010, 12:37
Al agua del pozo de la cripta de San Antolín le atribuyen propiedades curativas y milagrosas, una creencia que ha pasado de generación en generación, como explicaba ayer Moisés Osorno, uno de los primeros palentinos que descendió hasta las entrañas de la catedral palentina para beber un vasito del líquido prodigioso. «No se conoce ningún caso concreto, pero dicen que algunas personas que tenían enfermedades y bebían del agua, luego se curaban», explicaba ayer Osorno cuando abandonaba la cripta con una botella pequeña llena de agua.
Quizá sea por esto que el agua del pozo se erige cada año como uno de los protagonistas del día de San Antolín, atrayendo hasta la cripta a miles de fieles, quienes esperan pacientemente su turno para recoger su vasito y, ya de paso, recorrer la zona más antigua de la seo palentina, ya que sus puertas solo se abren en contadas ocasiones.
El agua compartió ayer protagonismo con el nuevo obispo de Palencia, Esteban Escudero, quien antes de bajar a la cripta para cumplir con la tradición, presidió la multitudinaria eucaristía en honor al patrono, en la que estuvo acompañado por Manuel Sánchez Monge, prelado de Mondoñedo-Ferrol, y por Javier del Río Sobrino, mitrado de Tarija (Bolivia), ambos palentinos. En su homilía -algo más breve que la que ofreció en su toma de posesión, para cumplir con la promesa que hizo a los fieles-, Escudero ensalzó las virtudes de San Antolín y le puso como ejemplo a seguir para los cristianos de la diócesis de Palencia.
Con los necesitados
Monseñor Escudero volvió a tender en su sermón una mano a los más desfavorecidos de la diócesis y criticó el aborto. «Hoy el prójimo del que habla el segundo mandamiento se nos presenta en la mirada del emigrante sin papeles, en la tristeza del parado, en el anciano que vive en la residencia, en el grito silencioso del niño al que se le ha impedido nacer, en tantas personas de nuestro alrededor que necesitan de nuestra ayuda y no les hacemos caso», destacó el prelado, quien previamente agradeció el caluroso recibimiento y las muestras de cariño que ha recibido desde su llegada a la capital palentina. «Me ayudan a iniciar con ilusión la tarea pastoral», reconoció Estcudero.
Al término de la eucaristía, el obispo palentino cumplió con el primero de los ritos estipulados para el día de San Antolín: la veneración de las reliquias del santo, que besan con profunda devoción los feligreses antes de descender a la cripta para cumplir con el segundo rito.
El prelado descendió a la cripta acompañado por los representantes de las instituciones locales y regionales, encabezados por el alcalde de Palencia, Heliodoro Gallego. Tras agradecer de nuevo la calidez en el trato de los políticos palentinos y, en general, de todos los ciudadanos, Escudero protagonizó un brindis en el que seguro no han faltado las peticiones internas de cada uno, más en este año en que el obispo inicia una nueva andadura en la diócesis y los políticos comienzan el curso político con la vista en el examen más duro: las elecciones municipales y autonómicas de 2011.
Al margen de deseos y peticiones al santo, los primeros fieles que bajaron a la cripta tuvieron la ocasión de conocer de cerca a Escudero, quien repartió vasos de agua del pozo en coordinación con Gallego -el primer ejemplo quizá de «la leal colaboración en favor del bien común de los palentinos», como señaló el prelado en su toma de posesión-.
Numerosas personas bajaron a lo largo del día a la cripta para cumplir con una tradición muy arraigada entre los palentinos que viven con devoción el día de San Antolín.
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