Secciones
Servicios
Destacamos
PPLL
Domingo, 18 de abril 2010, 11:42
El Pevafersa Valladolid es capaz de todo, bueno de casi todo. Ayer, llegó a ir perdiendo en la primera parte de diez goles (5-15) y consiguió igualar en la segunda mitad con el Barcelona. Y es que los pupilos de Pastor soltaron un partido épico, demostrando con un gran trabajo que son la mejor defensa del campeonato y desquiciando a los azulgrana durante muchas fases del choque. Lástima la pájara que le entró al equipo entre el minuto diez y el veinte, pues los errores y problemas en ataque, con varios resbalones incluidos, provocaron los contragolpes del Barcelona y que los hombres de Xavi Pascual se hiciesen con esa renta de diez goles. Pero el Pevafersa renació de sus cenizas como Ave Fénix y rozó la proeza. Sin embargo, el desgaste que ocasionó el esfuerzo fue una de las claves para que el partido se decantase de lado catalán en los minutos finales. Buen trabajo sin recompensa.
El partido fue extraño. Tuvo fases muy desiguales de ambos equipos. La primera diferencia significativa para los azulgrana llegó de la mano de Dani Sarmiento, que con dos goles consecutivos comenzó a abrir la diferencia (2-6, m. 11). Fue un momento crítico para los locales. Pérdidas de balón, malos pases y resbalones por culpa, según aseguró después Pastor, a un producto con el que se limpia la pista para quitar el pega. El Barça se hinchó de marcar goles al contragolpe de Juanín y Tomas, con la colaboración de los pivotes, como estiletes. Se pasó a un 5-15.
La grada fue la primera que creyó en que todo era posible aún. No cejó en sus ánimos. El equipo entendió el mensaje. Pastor, tras probar a Bilbija y luego a Krivokapic en el lateral izquierdo, decidió jugar en pista con sus dos centrales: Entrerríos y Perales. También optó por meter en cancha a Víctor Hugo para suplir a Gurbindo. El experimento funcionó.
La defensa local arrancó a defender, a morder en cada balón. Svensson, que había entrado por Sierra, también comenzó a aparecer. Atrás se recuperaban balones y ahora los que comenzaron a correr fueron los locales. El Barça encajó un 7-0 de parcial (12-15, m. 28). El milagro era posible.
Con 12-17 se llegaba al final del primer tiempo. Visto lo visto, el Pevafersa había conseguido frenar la hemorragia. Ya no se perdían balones y la defensa funcionaba con su mejor versión. Quedaban treinta minutos y el BM Valladolid había sido capaz de levantarse de la lona cuando parecía estar a merced los golpes del segundo clasificado de la Liga Asobal.
El regreso a la pista siguió obedeciendo al mismo guión con el que se había llegado al receso. Quizá, cabe destacar el nivel defensivo del Pevafersa, que subió un escalón. El Barcelona empezó a tener problemas. En ataque, Rentero, que arrastraba problemas físicos, ingresó en pista con hambre. Y se convirtió en uno de los mejores del conjunto local. La diferencia de cinco goles fue menguando con el paso de los minutos.
A los nueve minutos de la reanudación, el Pevafersa se puso a un gol de los barcelonistas (19-20). Xavi Pascual pidió un tiempo muerto y devolvió a la pista a Sarmiento para que tomase de nuevo el mando de las operaciones. Pero ni por ésas. Dos goles consecutivos de Edu Fernández permitieron que los vallisoletanos igualasen a 21 (m. 42). El polideportivo de Huerta del Rey hervía. Lo imposible ya era factible.
El Barça saca tajada
El Barcelona se mantuvo con mínimas rentas, aunque los vallisoletanos consiguieron igualar de nuevo a 23 y 24 tantos. Pero llegó la primera exclusión de Krivokapic, muy dudosa, ya que Víctor Tomas va contra el cuerpo del defensor. Esa inferioridad numérica permitió que los visitantes obtuviesen una renta de dos dianas (25-27).
Pero el Pevafersa no se rindió. Siguió en la pugna. Buena defensa, pero con el paso de los minutos comenzaba a encontrar mayores problemas para decidir en ataque. Además vino la segunda exclusión de Krivokapic y fue tan determinante como la anterior para que el Barcelona mantuviese su renta. Una muestra más de un arbitraje sibilino, de los que quita o da en función de lo que registra el marcador.
A ese bloqueo cada vez más evidente desde el punto de vista físico, hay que sumar encima la lesión de Gurbindo. Enésimo resbalón de un jugador amarillo, que cae con claros gestos de dolor. La rodilla se había quedado bloqueada y el jugador se dolía en el suelo. Tuvo que ser ayudado por el servicio médico a abandonar la pista. Ojalá que sólo quede en un susto. Además, Juanín aprovechó la pérdida de balón del lateral navarro para llevar la renta a tres goles (28-31, m. 57).
Desde ahí hasta el final, el partido no tuvo más historia. El Pevafersa Valladolid estuvo ahí, pero pagó el esfuerzo. Llegó sin gasolina al momento de verdad. El Barcelona sufrió de lo lindo ante la buena defensa local, pero a los hombres de Pastor les faltó lanzamiento exterior para haber abierto más la física defensa azulgrana, con jugadores muy grandes y fuertes en el centro de la misma. El desgaste y las limitaciones, con alguna decisión arbitral, impidieron que el tercer clasificado diese la sorpresa. El Pevafersa se quedó sin premio, aunque obtuvo el merecido reconocimiento de los suyos, que le brindaron al equipo una salva de aplausos digna de mención.
El Barcelona, por plantilla y presupuesto, no es de la liga de los vallisoletanos. Pese a ello, el conjunto local cuajó un gran partido. Dio lo mejor de sí y puso contra las cuerdas al Barcelona. Y eso pocos equipos a nivel continental pueden permitírselo
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.