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P. Monteagudo
Miércoles, 23 de diciembre 2015, 21:33
Lo increíble de la gastronomía navideña y su conjunto de costumbres culinarias es que ingredientes provenientes de distintos lugares y culturas se integran armoniosamente para crear «el arte de la mesa navideña» en Iberoamérica.
Con el retorno de emigrantes españoles, sus hijos y nietos, la tradición se ha instalado en las islas Canarias y la península. Los platos navideños típicos de muchos países latinoamericanos se han integrado en las mesas de los hogares españoles y se acompañan con un buen vino, cava, cervezas y otras bebidas al gusto de los comensales. No faltan en ningún caso el surtido de turrones, polvorones y las uvas en noche vieja.
Decenas de miles de venezolanos que viven en España celebran las festividades con la preparación de los platos navideños tradicionales y su integración en la mesa junto a los manjares ibéricos típicos de la navidad.
Desde hace algunos años durante los días previos a la navidad se pueden ver en muchas grandes superficies y supermercados de España unas grandes hojas de plátano verdes y hermosas. Quizás te hayas preguntado alguna vez para que sirven. Las hojas de plátano son utilizadas en multitud de países de América Latina para cocinar un suculento plato típico de las navidades. En Venezuela es conocido por el nombre de «hallaca». Una variante adaptada a los gustos locales se prepara en el interior de Colombia (Bogotá, Cundinamarca, Popayán) bajo el nombre de «tamales». En México, Perú, Ecuador y Centroamérica se les llama «tamal». En los llanos colombianos, Cúcuta, Barranquilla y en toda la región del Caribe a este sabroso plato se le denomina como en Venezuela.
La hallaca es el orgullo de la cocina venezolana y la expresión más visible del mestizaje de su pueblo y la integración gastronómica con España. Consiste en una capa fina de masa de harina de maíz precocida (blanca) sazonada con caldo de gallina o pollo y coloreada con onoto (semillas rojo intenso) que le da un color amarillo que invita a probar. Esa masa envuelve un relleno que lleva un guiso de carne de ternera, cerdo y gallina o pollo en trozos pequeños al que se le agregan aceitunas, alcaparras, uvas pasas, cebolla, pimiento, todo lo cual se envuelve en las hojas de plátano, tal como lo hacían los africanos y los indígenas desde tiempos inmemoriales. Luego se ata fuertemente con un hilo llamado «pabilo» y una vez confeccionada la hallaca que tiene forma rectangular y tamaño variable en torno a los 20x10 centímetros se introducen en grandes ollas de agua hirviendo para completar su preparación.
Una vez terminadas la familia hace la primera degustación. Las restantes hallacas se llevan al congelador y se sirven cómo plato estrella en las cenas de Nochebuena y Año Nuevo con suculentos acompañamientos. En las celebraciones de esta navidad no podrá faltar el sabrosísimo pernil de cerdo, que es una pierna de jamón fresco marinada durante 24 horas en zumo de toronja (pomelo) aliñado con especies al gusto, abundante ajo, cebolla y pimiento y horneado a fuego lento durante gran parte del día. Por supuesto, en éste festín gastronómico siempre está presente el exquisito pan de jamón (especialidad gourmet de aproximadamente 1 kg. relleno de jamón york ahumado, aceitunas, uvas pasas y alcaparras) y la ensalada de gallina a base de patata cocida, guisantes, manzana y piña ralladas y un toque de mayonesa. La guinda de la cena es un riquísimo dulce de lechosa (papaya)
En Venezuela, éste es uno de los menús nacionales y emblema de las navidades. La preparación de estos manjares es sinónimo de celebración, momento para compartir y se lleva a cabo en familia y con los amigos, constituyendo un ritual ancestral que se transmite de generación en generación
Una parte importante del ritual navideño es el intercambio de hallacas entre familias. Constituye un gesto de amistad, cordialidad y gentileza, tanto para quién comparte sus hallacas, como para el que con mucho gusto acepta probar la exquisitez de personas con las que tiene vínculos de amistad o parentesco. Siempre «la mejor hallaca es la que hace mi mamá», dice el dicho popular en Venezuela, que prefiere las elaboradas en casa según la tradición familiar.
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