El poder terapéutico de los magos de Abracadabra

La Fundación Abracadabra nació hace trece años con el convencimiento de que la magia podía ser una terapia para hacer desaparecer la desesperación, el desánimo y la tristeza de los pacientes y de sus familiares. Cada año, el medio centenar de magos profesionales de toda España que portan en el pecho el corazón rojo de la Fundación visitan más de 50 hospitales, acuden a más de 400 centros y realizan talleres en los que participan más de 4.000 personas de distintos colectivos. En su actividad como magos solidarios, llevan su magia «con toda la ilusión donde hace falta», como explicó Pablo Arranz, que ayer actuó en el Centro Cultural de San José.

La colaboración del Ayuntamiento con Mapfre ha hecho posible la presencia este fin de semana en la ciudad del mago de la Fundación Abracadabra. Pablo Arranz dirigió un taller en el que participaron una veintena de voluntarios de Mapfre, a quienes enseñó algunas técnicas de magia terapéutica. Después, los voluntarios presentaron lo aprendido en una gala de magia abierta a todo el público. Dicen los magos como Pablo Arranz que «regalan magia con toda la ilusión y que regalan ilusión con toda su magia». Quienes presenciaron la gala de magia participativa recibieron, además de una dosis extra de ilusión, varitas mágicas de recuerdo.

Para ser mago solidario, lo «único que hace falta es vocación. Una vocación con una fuerza ilimitada, que surge de la pasión que sienten por su arte y de la simbiosis de energía, no hay duda, que se produce cuando visitan a los niños. Esa fuerza les lleva a no dejar de trabajar e idear proyectos cada vez más ambiciosos, con el término ambición en el mejor de los sentidos, para hacer que el motor de la ONG redoble sus esfuerzos y conseguir llegar a todos los lugares donde se les necesita tanto», señala la Fundación.