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El párroco, Valentín Bravo, se dispone a bendecir los animales en la fiesta del año pasado.
La Cofradía de San Antón renueva el rito de la bendición de los animales

La Cofradía de San Antón renueva el rito de la bendición de los animales

La hermandad tiene ahora 170 cofrades, hombres y mujeres, que este fin de semana mantendrán la tradición que pervive en el pueblo desde el siglo XVII

Miguel Ángel López

Martes, 12 de enero 2016, 22:35

Los ritos ancestrales pervivensi hay personas e instituciones que los mantienen, si continúan con la tradición. La celebración de los ritos la renuevan las instituciones, las personas que se unen para mantenerlos presentes y quienes les suceden. Año tras año, en El Espinar la Cofradía de San Antón renueva sus tradiciones, más o menos con el mismo programa, para festejar al santo eremita egipcio, Antonio Abad, que vivió entre los siglos II y IV, patrón de los animales para católicos y luteranos porque amaba y cuidaba a las bestias. Este fin de semana, los hermanos de la Cofradía de San Antón, fundada en 1666, regresarán a la iglesia de san Eutropio para limpiarla, y para vestir preparar la imagen del santo, con la que procesionarán el domingo.

Los hermanos cofrades recuperarán sus tradiciones el sábado. El Esclavo Mayor, Juan Manuel Maricalva, recuerda que la Cofradía de San Antón fue fundada en El Espinar en el siglo XVII por los gremios «cuyo modo de vida estaba relacionado con los animales».

Los encargados de las caballerías de viaje y de carga fueron algunos de los primeros cofrades, después se incorporaron otros gremios y todos tenían en la institución el mismo fin, «dar culto a San Antón, asistir a los enfermos y ayudar a la gente necesitada». Como hacía el longevo eremita (se cuenta que vivió 105 años), a quien se le considera (sobre todo por el relato que hizo San Atanasio en el siglo) haber fundado la tradición monástica cristiana al agrupar a otros ermitaños.

La hermandad espinariega tiene en la actualidad alrededor de 170 cofrades, un número más o menos estable porque las nuevas incorporaciones suplen las bajas y porque los hijos heredan la tradición de los padres y madres, pues la cofradía la formaron desde el principio hombres y mujeres.

Socios y cargos

«La tradición es mantenerla bajo la advocación de San Antón, y la mayoría somos descendientes de otros hermanos cofrades porque nuestros padres lo eran», señala Maricalva. Y llevan «unos años incorporando nuevos socios porque a la gente de El Espinar le gusta la tradición y la fiesta del santo». Reconoce el Esclavo Mayor que en los cargos de la cofradía «solo hay hombres», pero precisa que «no por ninguna razón especial, simplemente porque ninguna mujer lo ha pedido. Pero estamos abiertos a que, en cuanto alguna mujer lo diga, asuma un cargo en la junta general».

Los cofrades volverán pues el sábado, a mediodía, a San Eutropio. Vestirán al santo y le impondrán las insignias, el manto y el pendón. Mantendrán la tradición de compartir con todos los que estén en el templo las aceitunas negras aliñadas con aceite, cebolla y pimentón, y una vez colocada la imagen en las andas, se prepararán para vivir de nuevo la fiesta, que por la tarde tiene el toque a vísperas de las campanas, el disparo de cohetes y la degustación de las Sopas de San Antón en la misma plaza de la Constitución.

Sopas y mascotas

Las sopas también se han renovado. «Antiguamente eran de verduras con algún hueso para darles sustancia, pero en los últimos años hacemos las tradicionales sopas de ajo castellanas», aclara Maricalva. Las cocinará el restaurante Ca,Techu y las servirán en cuencos, acompañadas con porrones de vino que pasarán de mano en mano y por la música de la Escuela de Dulzainas de San Rafael.

El domingo, la jornada comenzará con la concentración de los cofrades, ataviados con sus capas de paño, en la misma plaza. Juan Manuel Maricalva, como Esclavo Mayor, invitará a desayunar a los cofrades, y después irán a buscar a las autoridades y a la Guardia Civil para ir a San Eutropio y, hacia las 11:30, sacar en procesión la imagen de San Antón. Luego, la misa, y después la bendición de los animales por el párroco, Valentín Bravo. En la plaza de la Constitución habrá entonces medio millar de personas y dos centenares de animales. «Antes traían caballos, pero ahora son solo mascotas porque los caballos son difíciles de controlar entre tanta gente», explica.

Entre los que lleven sus animales se sortearán un jamón, un cochinillo y lotes de embutidos, y entre todos se degustarán los dulces tradicionales del día, los Marranillos de San Antón, una pasta cubierta de chocolate que prepara Pastelería Yagüe, regados con vino dulce comprado a las monjas. Todo lo adquieren con los donativos de las papeletas de la lotería de Navidad. Como los premios para los niños que ganen los concursos infantiles de relatos y dibujo sobre San Antón, que son, indica el Esclavo Mayor, «la parte cultural de la fiesta». Y un elemento para que siga la tradición.

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