El Cristo de la Expiración de Nava vuelve a su ermita entre jotas

El más importante de los actos religiosos celebrados durante los nueve días de las fiestas de Nava de la Asunción, la procesión que devuelve al Cristo de la Expiración a su ermita desde la iglesia parroquial, contó este año con menos fieles de lo habitual. El escaso número de parejas bailando este lunes la jota frente a la imagen del patrón provocó que la procesión se desarrollase a gran velocidad en buena parte de su habitual recorrido. Fue sólo al final, y como es costumbre, cuando se ralentizó algo más la marcha permitiendo a los asistentes disfrutar de la música de la Banda de Música de Nava de la Asunción y del grupo de dulzaina y tamboril que se alternaba en las innumerables jotas.

Tras concluir la procesión y la tradicional subasta de las andas para meter al Cristo en la ermita, todos los asistentes se trasladaron hasta la Plaza Mayor al ritmo de la banda para bailar el ya típico Paquito el chocolatero.

Previamente, a las doce del mediodía se había celebrado la misa en honor al Cristo con la presencia de autoridades; poco después les tocó el turno a los más pequeños en la plaza del Sedeño con la actuación de La Picara Locuela: Juan Valor y María Candor. La plaza del Caño también cobró protagonismo con el concierto de pasodobles y música de baile de la banda de Nava. Sin apenas sombras donde protegerse, los numerosos espectadores tuvieron que soportar el intenso sol y calor que está haciendo en estos primeros días festivos, pese a ello más de uno se atrevió a bailar a los pies del Caño.

Las peñas también tuvieron su protagonismo con su coctelada, un recorrido por las diferentes agrupaciones participantes donde cada una tuvo que preparar algún cóctel para la ocasión. La fiesta terminó con una parrillada popular.