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elena rubio
Lunes, 17 de agosto 2015, 12:15
Los intensos trabajos que se realizan en el Cerro de los Almadenes desde el año 2009 van dando sus frutos. La última campaña arqueológica, que se ha realizado del 13 de julio al 8 de agosto, ha permitido a los integrantes de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología conocer un poco más este yacimiento de explotación de cobre que ocupa 6,4 hectáreas y de las que de momento se han descubierto un total de unos 350 metros cuadrados.
Las cuatro semanas en las que se ha trabajado en la campaña de este verano han permitido poner en valor 100 metros cuadrados, con lo que «se ha dado un buen empujón al proyecto», explica el coordinador de la excavación y uno de los co-directores, Mariano Ayarzagüena.
De hecho, han seguido avanzando en el sector 2a, donde se encontraba la zona del lavadero y se realizaban labores metalúrgicas. En el 2012 comenzaron los hallazgos en este lugar, donde este año han conseguido abrir más espacios para hacerse una idea mejor de lo que fuera en su día el edificio, todo al aire libre, donde los expertos aprecian construcciones de varias épocas. Lo que sí ha quedado claro este año es que «está compartimentado a lo largo de toda la ladera del cerro, algo típico de yacimientos mineros de la época romana», asegura otro de los co-directores, Jesús Salas.
En esta campaña de excavaciones también han confirmado la existencia de canalizaciones de agua, que aparecieron prácticamente el último día de los trabajos de campo, propias de la época romana y de las que hay ejemplos similares en Sierra Morena y en Ciudad Real. «Aquí hubo un centro de lavado de mineral, que era lo que buscábamos, para que nos diera un conocimiento más completo del proceso de lavado». Los especialistas también han seguido trabajando en el sector 2b, compuesto por cinco hornos metalúrgicos de época visigoda, tres de los cuales fueron descubiertos en el 2013 y otros dos en la campaña del 2014, que datarían de finales del siglo quinto y principios del siglo sexto.
Este verano, el trabajo de campo ha consistido en ver la estructura del horno, excavando en la roca madre. De esta manera, han comprendido como trabajaban en estos hornos donde metían el mineral para su fundición, que con el calor y por la densidad del metal, se quedaba en el fondo del horno, mientras que la escoria, el desecho del mineral, quedaba en estado líquido en la superficie, para ser posteriormente retirado por un lado. Una vez que se enfriaba el metal, se sacaba del fondo. En opinión de Ayarzagüena, coordinador de la excavación, es un descubrimiento muy importante porque «demuestra que las minas en época visigoda estaban en funcionamiento, siendo las únicas de España de estas características».
Una causa-efecto de la importancia que tuvo la cultura visigoda entre Burgos, Segovia y Soria, lo que convierte al yacimiento del Cerro de Los Almadenes en el más importante centro industrial minero-metalúrgico de la época tardo-romana y visigoda, donde «sin duda, hubo la mayor producción de cobre de lo que hoy es Castilla-León y Castilla La Mancha», comenta otra de las co-directoras, Pilar San Clemente.
En esta campaña también han descubierto restos de cerámicas, lo que sigue corroborando la presencia de una zona de residencia. Unos hallazgos que se suman a todo lo que han conseguido desde que comenzaran las campañas, cuyas excavaciones han permitido conocer las minas, las zonas de lavado y machacado del mineral, el camino que unía la mina y el yacimiento, donde se ubicaban los hornos, tanto restos de hornos romanos como visigodos, y el escorial, lo que se desechaba, colocando a Otero de Herreros «como un lugar preeminente en el centro peninsular».
Además destaca el resto más antiguo de todo el yacimiento, una atarjea o canal de desagüe situado en el sector 1, donde se localizan los restos de hornos romanos, pero sin relación con ellos, y que hace remontar el yacimiento a época prerromana, es decir, que pudo haber un centro de producción de 1.200 años de diferencia, «por lo que a la hora de distinguir es complicado porque está todo junto», puntualiza Ayarzagüena.
Próximos objetivos
En el proyecto arqueológico Cerro de los Almadenes se han descubierto un total de unos 350 metros cuadrados, de 6, 4 hectáreas, pero todavía queda mucho por hacer. Los arqueólogos ya piensan en los trabajos que quieren realizar la próxima campaña, la del verano del 2016. Entre sus objetivos se encuentra localizar la denominada zona de habitat, es decir, las posibles viviendas de las personas que trabajan en esta explotación, que las sitúan en la ladera oeste, lejos de los gases de azufre que emanarían del espacio industrial donde estaban los hornos.
Los expertos no tienen dudas de que están enterradas ya que «hemos encontrado pesas de telar, propias de otras labores artesanales», detalla San Clemente. Una vez que se produzca ese hallazgo, que podría realizarse en la próxima campaña de excavación, el proyecto pasaría a una segunda fase que consistiría en poner en valor el yacimiento, donde se realizarían visitas más frecuentes, algo que hasta ahora no se puede llevar a cabo, lo que supondría «un salto» importante para el proyecto. «Suponíamos que lo que aquí había era importante pero no pensábamos que iba a tener esa importancia en la época tardo-romana y visigoda», confirma Ayarzagüena.
De momento y hasta que ese hallazgo quede al descubierto, el yacimiento se puede visitar en determinadas ocasiones, como el viernes por la tarde en una jornada de puertas abiertas, o previa visita concertada. A lo largo de todo el verano, han pasado unas 150 personas, además de un grupo de estudiantes italianos y 30 científicos procedentes del cuarto Congreso Internacional de Arqueometalurgia en Europa, que se celebra cada 4 años y representa el principal evento a nivel mundial de la investigación sobre la tecnología metalúrgica preindustrial. «Fue una grata sorpresa que nos llamaran miembros de la organización porque para nosotros supone que el yacimiento es dado a conocer», explica otro de los co-directores, Jesús Salas.
El próximo 27 de agosto acudirán 50 personas de la Asociación de Vecinos de Madrona.
Los vecinos de Otero son muy conscientes de la importancia de la excavación arqueológica que se esconde en el Cerro de los Almadenes, así que, desde hace años hacen todo lo posible para que los especialistas procedentes de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología puedan acudir para continuar con este proyecto de investigación. De esta manera, son los integrantes de la Asociación de Vecinos Otero de Herreros los que se encargan de dotar al grupo de trabajo de medios necesarios para que puedan hacer la investigación de la mejor manera posible, ofreciéndoles el alojamiento y la manutención en establecimientos del municipio durante las cuatro semanas que dura la campaña de excavación. «Nos sentimos una parte integrada del proyecto», explica el presidente de este colectivo, Fernando de Pablos.
Un grupo que este año ha estado formado por unas 40 personas, divididas en dos grupos de 20, entre arqueológicos, voluntarios y estudiantes de diferentes universidades de Castilla y León, de la Complutense y Autónoma de Madrid y de la de Granada. Es más, los vecinos se encargan de sufragar las analíticas de las muestras obtenidas que solicitan los arqueólogos así como del material de difusión.
La investigación cuenta con financiación tanto de la Junta de Castilla y León como de la Diputación Provincial, así como el apoyo incondicional del Ayuntamiento de Otero de Herreros y la asociación Segovia Sur. A estas entidades también se suma la financiación de empresas locales y patrocinadores, un crowfunding que hace posible que todos los años se vuelva a producir una nueva campaña de excavación arqueológica. El yacimiento fue dado a conocer en 1979 por el profesor emérito de la Universidad de Toulouse, Claude Domergue.
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