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El Norte
Sábado, 21 de febrero 2015, 14:45
La celebración de los carnavales en Carbonero el Mayor vivió su epílogo en una intensa y emocionante jornada intergeneracional. La residencia de personas mayores Virgen del Bustar recibió, como viene haciendo desde principios de este curso escolar, la visita de los alumnos de apoyo y educación compensatoria del instituto de Secundaria Vega del Pirón, para compartir la fiesta del entierro de la sardina.
La situación de vecindad de estas dos instituciones favorece el intercambio de experiencias educativas y asistenciales de forma recíproca, tal y como viene aconteciendo desde hace muchos años a través del desarrollo del programa Aprendiendo a querer.
Este proyecto de innovación ya fue premiado en su día por el Ministerio de Educación dentro del ámbito de mejora de la escuela pública. En IES Vega del Pirón está contemplado en la programación general anual y es parte destacada del propio plan de convivencia del centro. Coordinado por Elena González, profesora de Pedagogía Terapéutica del centro, cuenta con la colaboración de otros docentes del instituto.
Máscaras
Previamente a la celebración del entierro de la sardina, residentes y escolares disfrutaron durante algunas semanas de un taller para la elaboración de máscaras, en el que se implicaron una treintena de personas. En un ambiente de alegría compartida, ancianos y jóvenes exhibieron los resultados de sus trabajos ante la mirada agradecida del resto de residentes.
Aprendiendo a querer tuvo una fase inicial durante el primer trimestre del curso, en el que se realizaron campeonatos de juegos de mesa y talleres de decoración de cajas de cartón, con el fin de desarrollar las capacidades de autoestima y educación plástica y artística de los participantes. En este segundo trimestre, además de los carnavales también se llevará a cabo un taller para la elaboración de capuchones y capirotes de Semana Santa.
Y como ya viene siendo tradicional, en el último trimestre del curso la programación se centra en el descubrimiento de aspectos de la naturaleza más cercana al entorno y en los denominados Paseos con encanto. En estos talleres, el protagonismo lo asumen en mayor medida los escolares del instituto, ya que son ellos quienes se encargan de llevar en sus propias sillas de ruedas a las personas con movilidad reducida para que disfruten del paisaje de la zona.
Este tipo de actuaciones educativas se contemplan, tanto en la residencia asistida como en el instituto, como la respuesta lógica a la normalización y diversidad de las personas, señalan fuentes del instituto Vega del Pirón.
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