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El acusado de matar a un hombre en Chañe niega que le diera una paliza

El acusado de matar a un hombre en Chañe niega que le diera una paliza

El presunto homicida asegura que tan solo propinó un golpe con la palma de la mano la víctima en la cara porque le llamó «gitano»

nacho sáez

Miércoles, 8 de octubre 2014, 17:42

«Me llamó gitano y le di con la palma de la mano en la cara». C. V. D., acusado de acabar con la vida de un ciudadano de nacionalidad rumana de 30 años, negó este miércoles que, tal y como sostiene la Fiscalía Provincial, propinara la paliza que le costó la muerte a V. C. Z. a la puerta del bar El Pino -también conocido como 'La discoteca'- de la localidad de Chañe en la madrugada del 8 de mayo de 2011. Durante su declaración ante el tribunal de la Audiencia Provincial que le juzga, el presunto homicida -también de nacionalidad rumana-, que se enfrenta a una pena de quince años de prisión, contó con la ayuda de una intérprete y expuso que el fallecido causó molestias a las dos mujeres que le acompañaban.

Les llegó a ofrecer dinero, según C. V. D., para que abandonaran el bar junto a él. En ese mismo relato aseguró que la víctima se encontraba en estado de embriaguez y que rompió un botellín de cerveza contra el suelo. Ese suceso originó, según sus palabras, que el bar decidiera poner fin a la noche y comenzara a cerrar. Ya en la calle, el acusado y V. C. Z. iniciaron una discusión en la que la víctima llamó «gitano» a su presunto homicida, que respondió con un golpe «con la palma de la mano» en la cara. El fallecido quedó tendido en el suelo y el agresor, de acuerdo con su exposición de los hechos, se montó en el coche junto a otras personas y abandonó el lugar. Sin embargo, la Fiscalía cree que V. C. Z. fue golpeado «repetidamente» por C. V. D. «con un objeto contundente y con gran violencia en la cabeza y por todo el cuerpo, tirándolo al suelo, donde quedó tendido inconsciente».

Mientras, M. F. G. y C. M., que también se sientan en el banquillo acusados de un delito de omisión del deber de socorro, afirmaron que desconocen quién golpeó a la víctima. El primero, que es hijo del acusado, prefirió no declarar y ratificó sus comparecencias anteriores, en las que se había limitado a admitir que al salir del bar había visto a un hombre tendido en el suelo y que se había marchado del lugar junto a su padre. Un relato similar al mantenido por el tercer acusado, que sí que accedió a declarar este miércoles ante el tribunal en la vista oral y que afirmó que no vio nada de lo que sucedió.

La versión de que esa noche en Chañe no se produjo la paliza que mató a V. C. Z. -o al menos no en el momento en el que se cree- se apoya en buena medida en la intervención de una ambulancia que acudió al lugar de los hechos a atender «una intoxicación etílic». Este fue el motivo del aviso que transmitieron desde el centro de llamadas del 112 a las dos técnicos de transporte sanitario que se desplazaron aquella noche a Chañe y que hoy están acusadas de un homicidio por imprudencia. Ambas declararon este miércoles en la vista oral del juicio que al llegar al lugar se encontraron a un hombre sentado y apoyado junto a una pared (la víctima) que presentaba claros síntomas de embriaguez. «Le situamos en posición de defensa. Balbuceaba y no llegó a vomitar pero sí que escupió algo de saliva», explicó una de esas dos técnicos, al mismo tiempo que negó que el fallecido estuviera inconsciente.

En presencia de la Guardia Civil y después de una hora de actuación, durante la cual no encontraron ningún tipo de signo de violencia en el cuerpo de V. C. Z., estas profesionales sanitarias fueron testigos de cómo dos acompañantes de la víctima introdujeron al fallecido en el maletero de un monovolumen (no estaba inconsciente pero apenas podía caminar, según ellas) para llevarle a su casa a que descansara. No pudieron aclarar en su declaración, sin embargo, si fue suya la iniciativa de que V. C. Z. no fuera trasladado en la ambulancia a un centro hospitalario en lugar de marcharse a casa de su tío, adonde tuvo que acudir horas después de nuevo el 112, que le encontró en parada cardiorrespiratoria, que consiguió su reanimación y que ordenó su traslado al Hospital General de Segovia. De allí fue llevado ese mismo día al Hospital Río Hortega de Valladolid, donde se certificó su muerte.

Las técnicos de transporte sanitario que le atendieron en Chañe y que descartaron llevarle al hospital sí que aseveraron este miércoles que esa decisión correspondía al médico regulador, con el que estaban en contacto por teléfono ya que ellas apenas tienen nociones de medicina. «No tenemos formación para distinguir entre una intoxicación etílica y una posible lesión cerebral, pero más o menos te guías por lo que ves», aclararon.

La autopsia del fallecido reveló que había sufrido una doble factura craneal, diversas erosiones, excoriaciones, eritemas y hematomas en mandíbula, párpado derecho, rodilla izquierda, cresta ilíaca izquierda, ambas manos y brazos, y daños en un riñón y en el hígado. Lo que queda por determinar es cuándo sufrió todas esas lesiones.

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