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diana gil
Sábado, 26 de julio 2014, 21:28
El 26 de julio de 1964, a las 12:00 horas, el ahora obispo de Segovia, Ángel Rubio Castro, era ordenado sacerdote en la capilla del Seminario Mayor de Toledo. Cinco decenios después, y justo a la misma hora, la Catedral de Segovia acogió ayer sus bodas de oro sacerdotales. En este aniversario «inolvidable», el prelado segoviano estuvo acompañado por el obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, y el obispo auxiliar de Toledo, Ángel Collado. A la ceremonia también acudieron los arzobispos de Toledo y Sevilla, Braulio Rodríguez y Juan José Asenjo, respectivamente, además de numerosos sacerdotes de la provincia y fieles que no quisieron perderse esta cita para poder felicitar a su obispo por estos 50 años al servicio de la Iglesia.
También acudieron a la celebración sacerdotes a los que Ángel Rubio conoció en el Seminario Menor de Talavera de la Reina, lugar que en la actualidad no existe y en el que inició sus estudios como religioso; y religiosos que también fueron testigos de su ordenación como obispo en Segovia, el 3 de noviembre de 2007, hace ahora siete años. El obispo tuvo palabras de recuerdo en su homilía para aquellos que no pudieron asistir a la ceremonia religiosa, pero que le hicieron llegar sus felicitaciones a través de cartas o llamadas que no se esperaba, porque no creía que se fueran a acordar de la fecha, y que le han hecho sentirse «abrumado».
Reconocimiento
El acto religioso de la Catedral sirvió de reconocimiento a la entrega de Ángel Rubio. El vicario general de la Diócesis, Andrés de la Calle, señalaba días atrás que iba a ser un momento «excepcional» para mostrar al prelado «la gratitud de la comunidad diocesana y expresar su comunión eclesial con todo el pueblo santo de Dios».
El Papa Francisco ha remitido una carta al obispo de Segovia, Ángel Rubio, para trasladarle felicitaciones en sus 50 años de sacerdocio y elogiar «abierta y ampliamente» su entrega y labor religiosa en los últimos cinco decenios. El texto, fechado en el Vaticano el 18 de junio, fue leído al término de la ceremonia por el obispo, que dio las gracias al Pontífice por haberse «dignado en dirigirme estas palabras de felicitación en este aniversario».
En la misiva, el Papa hace un repaso a la larga trayectoria de monseñor Ángel Rubio, al que le felicitaba por los trabajos «y la entrega al ministerio sacerdotal» que realizó en la Archidiócesis de Toledo, donde realizó las labores de profesor, subdelegado diocesano de Misiones, canónigo de la Catedral, delegado episcopal para la Vida Consagrada y obispo auxiliar de la Diócesis. El Pontífice también quiso resaltar el nombramiento como obispo auxiliar de Toledo en el año 2004, proclamado por el Papa Juan Pablo II. Este cargo lo ocupó hasta que, tres años después, Benedicto XVI le nombró obispo de la diócesis de Segovia.
«Conocemos tu ardiente piedad para con Dios y tu tierna devoción hacia la Bienaventurada Virgen María, así como tu ejemplar caridad para con tu grey, y alabamos tu solicitud por el culto divino y la doctrina que trasmites a tus ovejas, y admiramos el fomento de las vocaciones sacerdotales y de la vida consagrada así como de la integridad de las familias», recoge la carta, en la que el Pontífice subraya el empeño del prelado, unido a la humildad, por «suscitar una auténtica y ardiente fe y promover la costumbre de la adoración al Santísimo Sacramento» e invita a que otros imiten «espontáneamente» su solicitud pastoral y su obra religiosa.
En la homilía, el obispo manifestó que esta misa, aparte de ser una celebración eucarística, también «encierra el significado de toda una reafirmación de nuestro sacerdocio ministerial, puesto que no podemos vivir independientes, ya que estamos unidos en una íntima fraternidad sacramental», en relación a algunos de los sacerdotes que este año también celebran sus 50 años en el sacerdocio. En la Catedral estaban presentes también sacerdotes que este mismo año cumplen 25 años como religiosos.
El coro y el órgano del templo mayor acompañaron la ceremonia, que finalizó con el Canto a la Virgen María, más conocido como el 'Magnificat', y que reproduce las palabras que María dirige al Señor cuando vista a su prima Isabel. El canto estaba dirigido a la Virgen para «que ruegue por nosotros, para que nos haga santos sacerdotes», dijo el obispo. También pidió a la Virgen para que «conceda más vocaciones sacerdotales, de las que estamos tan necesitados, particularmente en nuestra diócesis de Segovia». Este hecho es de gran preocupación para el obispo, y de hecho se lo hizo saber al Papa en la visita que le hizo en el mes de marzo.
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