

Secciones
Servicios
Destacamos
Ricardo Rábade
Viernes, 4 de marzo 2016, 12:16
La celebración de las fiestas de la Facultad de Teología en honor de su patrón, Santo Tomás de Aquino, contaron ayer con un protagonista de excepción y con un especial carisma en el organigrama de la Santa Sede. Se trata del arzobispo y secretario de la Congregación para la Educación Católica del Vaticano, Ángelo Vincenzo Zani, quien pronunció la conferencia central de los festejos académicos en el Aula Magna de la Pontificia, sesión que estuvo precedida de la celebración de una solemne Eucaristía en la Capilla de la Upsa. Su conferencia fue bautizada bajo el sugestivo título de Desafíos educativos y formación académica. El papel de la universidad católica.
Instantes antes de su conferencia y en unas rápidas declaraciones a los periodistas, monseñor Zani enfatizó que la actual apuesta de la Iglesia en las esferas educativas consiste en «recuperar la identidad católica» de sus universidades católicas en todo el orbe planetario. La extensa red de instituciones académicas de orientación católica engloba a 1.365 universidades, a las que se agregan otras 500 facultades eclesiásticas. Todos estos centros universitarios se enfrentan a importantes desafíos, como combatir la «desvirtuación de la educación católica». Además, las universidades católicas deben afrontar nuevos retos relacionados con la internacionalización y el impulso a la calidad de su enseñanza. Globalmente, las universidades católicas cuentan con, nada más y nada menos, que 10 millones de estudiantes en sus facultades y durante los últimos años se ha contabilizado un llamativo incremento del número de alumnos, cifrado en un espectacular 50%.
Conmemoración
Durante su alocución, Zani rememoró la conmemoración el pasado mes de noviembre de la publicación del decreto Gravissimum educationis, en el marco del Concilio Vaticano II, hecho que definió como «un acontecimiento de gran importancia. Desde entonces las escuelas y los colegios han continuado desarrollando su intensa actividad docente, materializándose todo ello en los 59 millones de alumnos que cursan estudios de niveles no universitarios en 213.000 centros educativos repartidos por todo el planeta. El secretario de la Congregación para la Educación Católica ahondó en sus reflexiones y argumentos desvelando un dato especialmente llamativo, como es que «el 40% de los estudiantes de centros católicos son de otras religiones», distribuidos entre musulmanes, budistas, hinduistas e incluso personas ateas «sin experiencia religiosa». Este aluvión de alumnos irradia también otro «gran reto» para la Iglesia católica desde el prisma netamente educativo. Con todo, la Congregación para la Educación Católica sustenta y abandera unas convicciones muy firmes, cuando proclama que las universidades «además de católicas, tienen que ser buenas universidades», según puntualizó Zani.
El secretario de la Congregación para la Educación Católica también recalcó que las universidades de la Iglesia deben «ayudar a la persona a ser protagonista y constructor de un mundo nuevo, de una sociedad nueva, caracterizada por la fraternidad, la solidaridad y la construcción de la paz» y que dicha misión debe plasmarse mediante la transmisión de «una visión como es la antropología cristiana, cuyo fundamento es la revelación que se hace al hombre sobre sí mismo».
Además de la internacionalización y un especial cuidado de la calidad, las universidades católicas vislumbran el horizonte inmediato encarando escollos y problemáticas tan cotidianas como las dificultades de acceso de los nuevos titulados y graduados al complejo mercado laboral. Los vientos de cambio y las imparables transformaciones que conllevan las nuevas tecnologías, con ramificaciones como la telemática y los estudios a distancia, también deben ser valorados y asumidos por las universidades católicas en su cotidiano quehacer docente.
Por otro lado e interrogado sobre las diferencias de talante y estilo existentes entre el Papa Francisco y su predecesor en el pontificado, Benedicto XVI, Zani puntualizó que estos pequeños matices obedecen al «cambio de la terminología» en el lenguaje educativo «pero no la a sustancia», puesto que «el Papa Francisco, con su modo de lanzar el mensaje, utiliza el fundamento del cardenal Ratzinger y lo proyecta en una perspectiva futura».
Finalmente y con respecto a la financiación de la educación eclesiástica, señaló que «es muy diversa en todo el mundo», con países que dan el 100% en ayudas a la educación católica y otros «que no aportan nada».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.