Hoy se cumplen 50 años de la gran obra de ingeniería de Aldeadávila de la Ribera

La comarca de Arribes y la provincia salmantina, en general, está hoy de celebración, ya que una de las grandes obras de ingeniería realizadas en Aldeadávila de la Ribera -su presa- cumple hoy 50 años. La agencia Ical hace una semblanza de esta obra y de lo que supuso para aquella época, así, cuenta que aunque parezca imposible encajar una obra de ingeniería descomunal en pleno paraje del Parque Natural de las Arribes del Duero sin que el paisaje se desfigure, la construcción de la presa de Aldeadávila logró este objetivo, y la acción del hombre quedó perfectamente enclavada en una zona escarpada, de rocas graníticas inmensas que forman gargantas cuya belleza atrae a numerosos visitantes, pero en la zona de la regulación, aún más.

Éste es uno de los logros que se atribuye al levantamiento de esta infraestructura, que hoy celebra los 50 años de su inauguración oficial el 17 de octubre de 1964, un acto que contó con toda la flor y nata de una sociedad que festejaba que el país contaba con la mayor presa de su tipo de Europa Occidental, todo un hito que contó con la presencia del jefe de Estado, Francisco Franco. Además, le acompañaba el jefe del Gobierno portugués, Antonio de Oliveira; el ministro de Obras Públicas, Jorge Vigón; el presidente de Iberduero, Pedro de Careaga y Baseabe; y los gobernadores civiles de las provincias de Salamanca y Zamora, entre otras personalidades de la época.

Se trataba, y así lo narraba el locutor Matías Prats en un reportaje emitido aquel año, de «una fecha histórica» y con todo lujo de detalles, se explicaba cómo habían sido los trabajos y las excavaciones para adentrarse al interior de las rocas y poder crear un túnel que hoy en día sigue llamando la atención, o para conseguir una caída impactante de 140 metros de altura, en el llamado Salto de Aldeadávila. Cuando desembalsa, la potencia de caída del agua genera una bruma que parece como si una niebla espesa cubriera todo el paisaje y en los días de sol, sorprende aún más.

Esa belleza diferente que ofrece el Salto de Aldeadávila, es lo que destaca el jefe de la Cuenca del Duero de Iberdrola, Ramón Delpuy, como uno de los aspectos que más atrae. Sus cavernas, sus túneles y la magnitud de la presa, cree que llaman mucho la atención, pero sobre todo, cuando la ves por primera vez, confiesa que impresiona sobre todo «su magnitud».

Por otro lado, Delpuy detalla a la agencia Ical que cuando se construyó hace ahora 50 años, era una instalación con operación manual, mientras que ahora, está completamente automatizada en sus procesos de arranque, parada y regulación de la carga. Gracias a las constantes adaptaciones a las tecnologías de telecontrol, estos procesos se hacen de una forma completamente «fiable y segura». A pesar de ello, considera que la labor del personal que trabaja en la instalación es fundamental para mantener la central en óptimas condiciones de funcionamiento.

En cuanto a la importancia de esta infraestructura, el jefe de la Cuenca del Duero de Iberdrola explica que el conjunto de las dos centrales, Aldeadávila I (puesta en servicio durante los años 1962-1963) y Aldeadávila II (en funcionamiento desde el año 1986), con sus casi 1.200 megavatios, es el complejo hidroeléctrico de mayor potencia y con mayor producción de España.

En su opinión, la potencia instalada en los seis grupos generadores de Aldeadávila I y la flexibilidad en su funcionamiento, hacen de ella una instalación «absolutamente fundamental» para la estabilidad de la red eléctrica nacional.

Además, con los dos grupos reversibles instalados en Aldeadávila II, que pueden funcionar como turbinas o como bombas, generando energía o consumiéndola, en función de las necesidades del mercado eléctrico, señala hacen del conjunto de ambas centrales una de las principales fuente de regulación del sistema eléctrico.