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La décima derrota consecutiva llega por inercia
El Real Valladolid cae ante una afición que castiga a los suyos con un estadio a media entrada y que aplaude los debuts de Iago Parente y Alani
La décima derrota seguida del Real Valladolid tuvo el castigo de la indiferencia de su público. Con una de las peores entradas que se recuerda ... en Zorrilla, en el día del patrón de la ciudad y con ambiente festivo en las calles, la afición optó por olvidarse por unas horas del drama blanquivioleta, pendiente de si la fumata blanca no solo viene del Vaticano y Ronaldo se echa a un lado o huye hacia delante.
Real Valladolid
Hein; Iago Parente (Nikitscher, min. 70), Cenk, Cömert, Henrique (Aznou, min. 65); Mario Martín, Anuar, Grillitsch (Alani, min. 65), Chuki (Iván Sánchez, min. 23), Moro; y Latasa (Sylla, min. 65).
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Girona FC
Gazzaniga; Arnau (Francés, min. 45), Juanpe, David López, Blind; Romeu, Arthur (Solís, min. 91), Asprilla (Danjuma, min. 70), Portu (Iván Martín, min 62), Tsygankov; y Abel Ruiz (Stuani, min. 70).
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Árbitro: Quintero González (Comité andaluz). Sin tarjetas.
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Goles: 0-1 (min. 80): Stuani tras aprovechar un fallo defensivo en el área pequeña.
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Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 36 de la Liga, disputado en el Estadio José Zorrilla ante 12.664 espectadores.
En esta ocasión, el afortunado de la desdicha pucelana fue el Girona, un equipo que se ha metido en un jaleo esta temporada, porque no está diseñado para estas batallas... Aunque a la del Real Valladolid no le hiciese falta ir con el kalashnikov y granadas de mano. La comparativa con el conjunto de Míchel de la pasada temporada se hace sola, pero tambien es verdad que línea por línea la formación catalana ha perdido potencial. Solo Tsygankov tuvo amago de rifle de asalto en Zorrilla, con los arlequinados anestesiados por un ritmo de partido más propio de fechas veraniegas que de la antepenúltima jornada y ante un rival descendido desde hace semanas. La mejor prueba es que el colegiado no tuvo que sacar ni una mísera tarjeta.
Arrancó el choque llevando el balón de lado a lado, pero sin profundidad, con el Pucela basculando con su enésima defensa, en esta ocasión de cinco, con la novedad del debutante Iago Parente. Tuvo luces y sombras la nueva apuesta del técnico riojano. Las luces las encarnó la paraja de centrales... Quién lo hubiese dicho hace semanas, que Cenk y Cömert terminarían dando un mínimo de confianza al equipo atrás, esa que no ha tenido con [coloque aquí el nombre que prefiera...]. Sería algo sobre lo que construir, salvo porque ninguno de los dos estará aquí la próxima temporada.
Sí estará Parente, que completó un partido más que decente en una zaga aseada, pero en la que esa falta de automatismos entre jugadores –véase el propio Parente con Anuar– dejó vías de agua en el costado derecho.
Rubio decidió prescindir de los dos laterales específicos para dar entrada a Anuar en una posición que no es la suya, y por la que llegaron las mejores ocasiones del Girona FC. No fue el día del ceutí que esta semana ha sido protagonista al anunciar que no seguirá como blanquivioleta tampoco. Sin embargo, tampoco estuvo más acertado su par, en este caso Asprilla, que terminó por desesperar a su técnico. Percutió por allí el equipo visitante en los primeros minutos en los que la pelota era claramente catalana, como en la ida, salvo que no había profundidad. De hecho, en el momento que el Real Valladolid se dio cuenta de que el Girona no era el de la primera vuelta, Anuar tuvo la primera pero lanzó alto.
El letargo gironí era tal, que los de Rubio se permitieron completar la mejor jugada de la campaña cuando no se habían cumplido aún los primeros diez minutos. De lado a lado en defensa, para que Cenk, Henrique y Grillitsch, con pases al primer toque, colocasen a Moro delante de la portería de Gazzaniga para elegir dónde mandarla. La envió fuera, pero la jugada fue de caviar en una temporada de mortadela rancia.
La réplica, como si el golpeo de Moro hubiese desesperezado a los visitantes, llegó con un remate de Oriol Romeu –el primero de los de Míchel– en el minuto once, y en una jugada calcada a la de los goles de Fermín, contra el FC Barcelona, o al de Darder el pasado sábado en Mallorca. El hombre es el único animal que tropieza en la misma piedra, y si es el Pucela... No atinó el ex del Barça, y Hein sacó de puños el disparo en un buen regreso a la portería del estonio.
No tuvieron muchas más ocasiones los visitantes, con un ritmo lento y un juego predecible que no puso en apuros a los blanquivioleta, que, incluso, llegaron a gustarse en algunas jugadas. Si Moro terminó una de las mejores, Chuki le buscó las cosquillas a Romeu con un túnel que sacó los aplausos de una grada que castigó a los suyos con la peor entrada de la temporada, con casi la mitad de los aficionados que se dieron cita para ver al FC Barcelona hace diez días.
Al cañito del canterano, le siguió un trallazo con la zurda al que contestó un sorprendido Gazzaniga para enviar el balón por encima del larguero. Otro brote verde, que no pudo terminar de emerger, ya que el habilidoso centrocampista pucelano tuvo que retirarse lesionado en el minuto 22 (sí, el Pucela tampoco tiene suerte).
Con el adiós de Chuki, fue su recambio, Iván Sánchez, el que puso la magia en el terreno de juego, demostrando que su suplencia es una incógnita en la cabeza de Álvaro Rubio. Iván, que no tiene oferta aún de renovación, levantó también al público con una espuela que hizo una vaselina sobre David López para centrar y que Latasa terminase por los suelos sin acertar. Tanto estuvo el '14' a ras de césped, que el balón llegó a Moro, y cuando se la quiso volver a enviar, vio que el madrileño seguía con su particular guerra con los centrales. El Latasa de comienzo de temporada, que terminaría sustituido por Sylla, pero que tuvo tiempo para habilitar a Anuar en la segunda mitad en la mejor ocasión de los locales, con balón al larguero del ceutí. Era el 55, y entre este minuto y el centro de Sánchez, nada de nada.
Eso sí, al larguero de Anuar le siguió el penalti que solo vio el colegiado a favor del Pucela, y que el VAR echó para atrás en el 57, al demostrar que no hubo mano de Francés dentro del área.
Con el partido con resumen de cero a cero, Míchel agitó el avispero. Metió a Stuani, y si alguien podía desnivelar el sopor ese fue el ariete gironí, artífice de la permanencia catalana, eso sí, con una nueva pifia para olvidar de la defensa pucelana, que dejó que el atacabte rematase a placer y solo en el área chica. Otra para enmarcar y para olvidar.
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