Javier Clemente carga contra Lamikiz en su despedida del Athletic de Bilbao

Pocos personajes en la historia del balompié nacional han sido capaces de manejar la polémica con tan sorprendente naturalidad como Javier Clemente. Tan solo un mes y medio después de salvar milagrosamente la categoría con el club que le catapultó como entrenador, y cuando ya se encontraba realizando, junto a una parte de la plantilla rojiblanca, la tradicional concentración veraniega en Benasque, el baracaldés se encontró, por sorpresa, con la amarga notificación de su cese como preparador del Athletic. Sus críticas a la política de fichajes y, en concreto, a la última incorporación del equipo, el joven Javier Martínez, han precipitado su destitución.

«La decisión es exclusiva del presidente», explicó Clemente en la rueda de prensa celebrada en el Palacio de Ibaigane, sede de la entidad vizcaína. «Me ha vendido injustamente a unos intereses mediáticos, su buen trato en el futuro a cambio de echarme a mí», analizó el profesional de los banquillos, quien a continuación resumió: «Me ha cambiado por unas páginas de periódico».

Esas páginas remiten a las manifestaciones realizadas por el técnico el pasado lunes, en las que expuso su descontento ante la llegada únicamente de uno de los jugadores que él había propuesto como refuerzos para la próxima campaña, en referencia a Igor Gabilondo, al tiempo que aseguraba no conocer más que por informes al juvenil Javier Martínez, procedente de Osasuna, y por el que, tras pagar seis millones de euros, el presidente rojiblanco afirmó que esperaba que «marcase época» en el club.

Clemente razonó su decepción con Lamikiz, del que aseguró no haber recibido «ninguna llamada telefónica ni el lunes ni el martes ni el miércoles ni el jueves», mientras que la encargada de comunicarle su inmediata presencia para una reunión urgente con la junta fue una empleada del propio club.