Los documentos catalogados ocupan hasta tres kilómetros en el Archivo Diocesano

Ubicado desde enero de 2024 en su nueva sede de la calle San Marcos, tras abandonar su antiguo emplazamiento en el Palacio Episcopal, el archivo conserva alrededor de tres kilómetros lineales de documentación catalogada. Buena parte de estos fondos están dedicados a los libros parroquiales elaborados a raíz del Concilio de Trento, que en el siglo XVI obligó a las parroquias a llevar registros sistemáticos sobre la vida de sus feligreses.

«Nacimientos, defunciones, matrimonios, trabajos, cofradías... Tenemos todo lo que pasaba en los pueblos y a sus habitantes», explica Dionisio Antolín, archivero diocesano y responsable del centro. «Desde epidemias, pestes, pandemias, inundaciones o plagas. Todo eso está en los libros parroquiales», añadió.

El archivo está en pleno proceso de digitalización, un trabajo que busca facilitar la consulta de documentos sin comprometer su conservación. Actualmente, el fondo digitalizado alcanza los 2.800.000 registros individualizados, con nombres, apellidos, filiaciones y enlaces matrimoniales. «Es tanta la magnitud de todos los libros y riqueza en esos documentos que no puede contabilizarse», aseguró el responsable del Archivo.

De todas esas personas ya se tiene un testimonio gráfico que permite ahondar en qué fecha y localidad nacieron, quiénes fueron sus padres, con quién se casaron y quiénes fueron los padrinos o qué hijos tuvieron, lo que facilita que todo aquel que quiera profundizar en su historia y sus raíces pueda hacerlo a través de este archivo, que está abierto a las visitas de quien desee acceder a esta información a través de los ordenadores disponibles.

Si bien a partir de 1875 la administración civil comienza a registrar estos datos, «se dan casos en los que hay que recurrir al archivo diocesano por la pérdida de documentación de los ayuntamientos en incendios y otro tipo de incidencias a lo largo de los siglos, como es el caso de Barruelo de Santullán que perdió estos libros, algunas localidades del Cerrato que los vio destruidos durante la invasión francesa o el caso de la zona de Aguilar de Campoo donde también se destruyó mucha documentación durante la Guerra Civil», explica el director.

La creciente demanda de información relacionada con genealogías ha provocado en los últimos años un notable aumento del tráfico de usuarios, lo que ha llevado a un mayor desgaste en algunos libros poco utilizados hasta entonces. Este fenómeno ha hecho aún más urgente el proceso de digitalización, una tarea que cuenta con el apoyo de la Diócesis y con la implicación de 87 voluntarios que colaboran indexando registros. «Son el alma de este archivo», recalcó el archivero.

El Archivo Histórico Diocesano se embarcó en 2020 en un ambicioso proyecto de modernización de sus fondos y sus servicios con el claro objetivo de convertirse en un servicio de referencia, al día con los nuevos adelantos tecnológicos y al servicio de los ciudadanos. Gracias a la labor de los voluntarios que se han sumado a este proyecto a lo largo del camino, y a la adquisición durante estos años de dos equipos de digitalización de alta calidad y equipos informáticos para la búsqueda por parte de los usuarios, ya es posible la consulta de miles y miles de partidas sacramentales indexadas. Igualmente, se puso en marcha una infraestructura web y de bases de datos que permite que los más de 90 voluntarios del Archivo puedan indexar partidas sacramentales desde sus hogares.

El archivo conserva documentos que se remontan al año 1035, fecha de la restauración de la Diócesis de Palencia, aunque no existe material anterior en papel debido a las invasiones y destrucción documentada desde la época visigoda.

El Archivo Diocesano se ubica en la zona que en la calle San Marcos durante los últimos años estuvo el Espacio CyL Digital, trasladado a la calle Nuestra Señora de Rocamador, junto a la antigua Casa Cuna.

Las obras ejecutadas en 2022 en este inmueble del Seminario Mayor, junto a la Casa Sacerdotal Nuestra Señora de Lebanza, permitieron habilitar cuatro salas con capacidad para más de 45.000 volúmenes entre los documentos del Archivo Diocesano y la biblioteca del Seminario Mayor. La reforma incluyó la adaptación de uno de los pasillos del Seminario Mayor, transformado en tres galerías diferenciadas, y una más en una planta superior. La tecnología puntera y la seguridad contra el riesgo de incendios permiten una mejor conservación de ese patrimonio, hasta entonces en el edificio del Obispado.

Esta jornada de puertas abiertas ha formado parte de la programación coordinada por el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Castilla y León y el Obispado de Palencia con motivo de la Semana Internacional de los Archivos. La iniciativa tiene como objetivo dar a conocer el trabajo de estos centros esenciales para la conservación del patrimonio documental, bajo el lema global propuesto este año por el Consejo Internacional de Archivos 'Archivos accesibles, archivos para todos'.