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Fernando Caballero
Jueves, 16 de febrero 2017, 21:09
Es el nuevo Personaje Público de Castilla y León que mejor Comunica (así se denomina el premio). Se lo concede la Universidad Miguel de Cervantes, pero el jurado lo forman periodistas, porque José María Pérez Peridis (este viernes recibe el premio) se define en esta entrevista como «peridista y periodista». Además, es arquitecto, dibujante y presidente de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico. En otras palabras, promotor de la restauración del Románico e ideólogo de las escuelas taller, entre otros muchos méritos. En su cabeza hay un laboratorio de ideas.
¿Cómo le ha caído este nuevo premio?
Los premios caen de la parte de abajo y te suben. Son una especie de geiser que te empuja hacia arriba. No cae. El premio viene llovido del cielo, sobre todo de muchos compañeros periodistas, porque al final, yo soy peridista, pero periodista también.
¿Tiene algún secreto para ser buen comunicador?
Hablando en broma, yo radiaba los partidos a los internos de los Maristas cuando el Madrid ganaba la Copa de Europa. Aquello fue un buen entrenamiento. Hablando en serio, yo creo que para comunicar hay que creer en lo que cuentas y creer que lo que cuentas le interesa al que lo oye, y ser sincero, no contar milongas, contar realidades. Año 1977. Vamos a recuperar el monasterio de Santa María la Real, y se recuperó; Año 1985, vamos a crear las escuelas taller, y se crearon; Año 1990, vamos a publicar la Enciclopedia del Románico, y se publicó; vamos a promover las lanzaderas, y se promovieron Lo importante es la credibilidad. Si tú te lo crees, si crees en lo vas hacer y si crees que a los que se lo cuentas les interesa, está vendido el pescado.
¿Vender el patrimonio, lo que se hace por el patrimonio, tiene alguna connotación especial?
Para mí es muy sencillo, porque es vender mi infancia. El patrimonio somos nosotros, es nuestra memoria. ¿Qué es vender el patrimonio? Hacer cosas por el patrimonio, hacer, comunicarlo, disfrutarlo Las romerías del románico en los años 77, 78, 79, 80 eran una fiesta. El patrimonio es divertido. Al que se lo cuentas tiene que saber que eso es apasionante, tiene que disfrutar contándolo. Así de sencillo. Lo tienes que vivir. Si lo vives, lo cuentas. Lo decía Cervantes: si se sabe sentir, se sabe decir.
¿El éxito a la hora de comunicar el patrimonio, de venderlo, ha hecho que haya calado el mensaje de su necesaria protección y conservación?
Yo creo que sí. La serie del románico puso el foco del peligro de destrucción del patrimonio en el románico porque es el arte de la repoblación en los siglos XI y XII y es el arte que está en territorios de despoblación. Los que poblaron nuestros reyes en el medievo, en el siglo XII, se está despoblando en el XXI. Y nosotros pusimos el foco ahí hace treinta años, porque lo veíamos venir, porque estamos en una zona con muchos pueblos pequeños y todos los pueblos pequeños, o casi todos, tienen iglesias: románica, gótica, renacentista o barroca. Evidentemente, si hay despoblación, hay peligro para el patrimonio. El acierto nuestro fue poner el foco ahí hace cuarenta años, que es la ventaja que llevamos.
Y los hechos también les han dado la razón...
Los hechos nos han dado la razón, porque nosotros partimos de la idea de que el patrimonio no era una carga, era una riqueza, y lo que hemos hechoha sido poner en valor esta riqueza dando empleo y formación con las escuelas taller, comunicándolo, haciendo todo un mundo editorial, concursos, cursos de verano a lo largo de todo el año, movilizando energías en torno al patrimonio. Pero no un día, cuarenta años. Cuarenta años son muchos años; veinte años no es nada, decía el tango, pero cuarenta años es media vida.
¿Comunicar las lanzaderas de empleo cambia algo?
No. Los parámetros son los mismos. En las lanzaderas, lo que se comunica, lo comunican principalmente los participantes. La base de la comunicación de todas las lanzaderas está en que hay una filosofía nueva, que es la de los tres mosqueteros, uno para todos y todos para uno. Uno solo está perdido buscando trabajo y buscar trabajo para veinte tiene muchas más posibilidades. Esto lo cuentan ellos mismos, porque es un proyecto donde nosotros, los que estamos fuera, ayudamos poco, y los que se ayudan de verdad son unos desempleados frente otros.
Las escuelas taller se han reconvertido. En Castilla y León ahora son programas duales. ¿Cómo ve este cambio?
Las escuelas taller tienen 32 años de singladura. La sociedad ha cambiado. El sector de la rehabilitación tiene trabajadores cualificados, se ha restaurado muchísimo y hay otras cosas que hacer. En América Latina, en África y sobre todo en países del este las escuelas taller tendrían un papel extraordinario. En América Latina está todavía todo por hacer. En Colombia tienen las escuelas taller para la paz Son exactamente igual que la de San Benito.
Aprender trabajando
¿El espíritu de las escuelas taller se mantiene en el modelo actual?
El espíritu, no, porque el fundamento de la escuela taller, era bien sencillo: aprender trabajando y trabajar aprendido, y encima cobras un suelo. Ahora hay programas que se parecen a la formación ocupacional, que eso ya estaba antes. La base de la escuela taller está en un trabajo de utilidad colectiva. Si no hay trabajo de utilidad colectiva, no puede haber una escuela taller, porque la transformación de la persona es equivalente a cómo transforma el objeto, el parque, el monumento, la casona o la obra. Ahí es cómo la persona crece al ver crecer su obra, y aprende haciéndolo. Si no se dan estas circunstancias, se aleja del modelo de escuela taller. Yo no digo que sea bueno ni malo, es otra cosa.
¿En qué proyectos trabajan en la fundación?
Hay proyectos muy ambiciosos, pero están en germen todavía. Ya saldrán a la luz si salen, y alguno de gran escala, pero tienen un proceso de gestión y de maduración.
¿La Enciclopedia, en qué situación está?
Está ya en imprenta prácticamente toda. Estamos pendientes de ver si conseguimos patrocinadores para Portugal con el fin de extender el ámbito a toda la península ibérica. Entre este año y la primavera del que viene ya se acabará la de España. Saldrán 64 tomos aproximadamente. Quedan por salir los de Huesca, Lérida y Gerona, aunque esta última ya está en imprenta prácticamente, y Lugo, que tamién entra en imprenta. Nos queda quizás Lérida para el año que viene.
Si tuviera que dar una clase de comunicación, ¿cómo formaría a los alumnos para ser buenos comunicadores?
Los primero que diría es que sean breves, que es lo que dicen todos los conferenciantes cuando se van a enrollar. Luego les hablaría de la sinceridad. La comunicación es hablar desde el corazón y desde la verdad, no para persuadir, sino para decir lo que uno piensa y uno siente, sin trampa y sin miedo a quedar mal, ni bien y ni regula. Es un ejercicio de sinceridad.
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