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VÍCTOR AMOR (ical)
Sábado, 21 de mayo 2016, 19:39
Un dictamen del Tribunal Supremo podría suponer el final definitivo de la pesca de varias especies del hábitat fluvial, entre ellas dos muy vinculadas a la economía y a la cultura de Palencia, que son la trucha arco iris y el cangrejo rojo. Esta última cuenta con un gran aprecio por parte de los habitantes de la provincia no solo por ser un reclamo gastronómico, sino también por su importante repercusión en la economía.
Prueba de ello es la situación de incertidumbre que vive Luis Alonso, un empresario de Carrión de los Condes, cuya actividad se centra en la comercialización de este animal desde su empresa Cangrejos Carrión, quien comenta que a él, la sentencia del Supremo le afecta en «todo».
Alonso posee dos empresas diferenciadas, una con sede en la villa palentina, desde la que distribuye el crustáceo vivo a toda España, y otra en Portugal, en la que trabajan más de una treintena de personas, 25 de ellos pescadores de este animal.
El empresario carrionés, en declaraciones a la agencia Ical, se plantea qué supondría la publicación definitiva en el Boletín Oficial del Estado de esta decisión judicial y avanza que «ahora no es temporada fuerte del crustáceo y llevo ya cerca de 3.000 kilos semanales», unos número de pérdidas de género que Alonso cuantifica en «unos 12.000 euros por semana que no voy a mover». Unas cifras que, según este empresario palentino, dependen de las mermas de esta especie de crustáceos y que, pese a todo, se materializarían en la pérdida de entre 250 y 400 toneladas de este animal en un año. Así las cosas, desde que en la empresa Cangrejos Carrión conoció esta sentencia, sus responsables comenzaron a dirigir acciones dispuestas a revertir la consecuencias que puede suponer la ejecución de esta decisión judicial.
Por un lado, el hijo del empresario, Jonatan, ha comenzado a mantener contacto con instituciones como el Ayuntamiento de Herrera de Pisuerga, que ve comprometido el futuro de su popular fiesta de exaltación de este crustáceo, o la Diputación de Palencia, cuyo equipo de gobierno presentará una moción en el próximo pleno que será sometida a votación para instar al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente a que modifique la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad y lograr que se levante el veto a la pesca de esta especie.
Por otro, el propio Luis Alonso mantiene contactos con empresas del sector de otras zonas afectadas, en concreto con la localidad de Isla Mayor (Sevilla), donde las grandes empresas del ramo barajan la posibilidad de vender este crustáceo ya cocinado. Es decir, cocido.
Una adaptación a la nueva situación que no contempla Alonso, y es que la cultura gastronómica de Castilla y León no recibiría bien esta nueva forma de vender los cangrejos, «ya que la esencia en esta tierra es que cada persona cocine los cangrejos a su manera y sería un mercado que no tendría futuro».
Además, el empresario hace hincapié en el gran arraigo de la pesca de estos crustáceos en la comunidad y recuerda que «hay mucha gente que guarda esa tradición pescadora de estos animales» y que, por tanto, ofrecer el producto cocido no tendría ningún éxito, e insiste en que en las pescaderías, la venta de cangrejos vivos continúa siendo un reclamo para los clientes.
Luis Alonso echa la vista atrás y recuerda sus más de 40 años de experiencia en este sector y sus tres lustros de aventura empresarial al frente de Cangrejos Carrión y lamenta esta situación. «Me preocupa la hipoteca de mi nave en Carrión de la que me quedan tres años por pagar», y subraya que «si esto sigue así voy a perder todo».
Pérdidas
Por eso, afirma no querer sentarse a calcular las pérdidas que podría suponer la ejecución del dictamen del Supremo, una sentencia que «me va a quitar todo lo que he conseguido durante tantos años», y recalca que de ser así, «para mí será como que no he hecho nada en la vida».
Aunque el empresario perfila un panorama nada alentador para su sector y comenta que la decisión del Supremo es inamovible , se muestra positivo y espera que «al final alguien entre en razón y se de cuenta de lo que esto nos puede suponer», explica.
Finalmente, y con respecto de lo que esta prohibición ocasionará en otros sectores, insiste en que este crustáceo «no tiene depredadores y es un animal invasor» y recuerda la desaparición, casi en su totalidad, del la variedad de cangrejo autóctono a cuenta de la introducción en los hábitats fluviales del cangrejo americano o rojo y subraya que la población de estos animales «puede crecer mucho en un sólo año que se dejen de pescar».
Una especie que podría no componer más los guisos de la cultura popular palentina de entrar en vigor la Sentencia del Supremo que priva de la pesca y de la comercialización de este animal vivo.
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