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conchi vicente-ical
Lunes, 6 de abril 2015, 11:55
Dos años de profundo estudio de los textos de la obra completa de Teresa de Jesús que quedan plasmados por el subconsciente en forma de imágenes abstractas y la representación del misticismo como un proceso físico-químico de búsqueda de la luz. Es la singular y original propuesta que ofrece el artista Javier Guardo en 23 dibujos al óleo, un conjunto de esculturas en mármol y terracota y un audiovisual que presenta en el Museo de Palencia en forma de una exposición tan diferente como atractiva y con la que se suma a los actos conmemorativos del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa.
La muestra de óleos, todos de pequeño tamaño, conforma un juego de representaciones tonales de modelos etéreos y está divida en cuatro fases que responden al Castillo interior de Santa Teresa, nombre que el artista toma prestado para titular su exposición. Todavía con un volumen de Obras completas de Santa Teresa, Javier Guardo cuenta que durante dos años leyó y analizó los textos para pasarlos después a dibujo, pero «no trabajando con la consciencia, sino que se fueron configurando dentro de mí para formarse en imágenes».
Explica que el dibujo abstracto tonal utilizado ofrece contrastes producidos entre el color y el vacío que están en el plano del proceso místico de la santa abulense. Los colores utilizados en los 23 óleos confieren a los dibujos la atmósfera deseada por el autor.
El resultado son desde inquietantes representaciones biológicas en negro que podría recordar dragones o seres malignos para las «fieras ponzoñosas» de Santa Teresa, esos elementos desestabilizadores de su personalidad de los que quiere zafarse, hasta la llegada de la luz con la irrupción en los óleos del amarillo.
Pero además de plasmar las recomendaciones de Teresa a la progresión espiritual a través de un tiempo de comportamiento ascético y de actitudes místicas, Javier Guardo ha intentando introducir en la muestra el lenguaje físico-químico que, asegura, es la base del misticismo.
Acompañan a los dibujos un audiovisual fotográfico que presenta con extraordinaria sensibilidad los lugares que fueron casa de Teresa de Ávila, el convento carmelita de la Encarnación en el que ingresó con veinte años y en el que permaneció otros tantos y en el que tuvo sus visiones.
Completa la muestra cuatro modelos arquitectónicos realizados por el artista en mármol y terracota con los que pretende dar consistencia a los valores de fundación o morada del espíritu tan presente en la obra de Santa Teresa. Finalmente, se incluyen paneles con reflexiones sobre la actividad mística como patrimonio de todo tipo de personas tanto religiosas como laicas.
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