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c. v. g.-ical
Lunes, 22 de septiembre 2014, 11:15
Sus letras abordan problemas como la despoblación y reivindican la cultura rural y tradicional castellana pero no de forma panfletaria sino que envueltas en belleza, poesía y mirando hacia el futuro. Su música mezcla sonidos de siempre de Castilla con otros de raíces de todo el mundo para presentar historias inspiradas en las que cuentan las gentes del pueblo, entre lo pagano y la transmisión oral. Sus conciertos incorporan la estética del teatro y junto a sus voces y los sones de sus instrumentos el video-arte manda sobre el escenario.
El grupo el Naán defiende de esta manera su discurso de lo ancestral actualizado y lo hace desde Tabanera del Cerrato, un pequeño pueblo palentino ejemplo del proceso de abandono que sufren las tierras castellanas. Ahora ese discurso será difundido por todo el mundo a través de su último disco Código de Barros que será distribuido en 46 países por la compañía discográfica ARC Music, especializada en world music y folk y considerada la más importante del planeta.
«Nuestro mensaje es muy universal aunque parte de lo local. La desaparición de la cultura campesina con sus valores de austeridad, de sostenibilidad, de solidaridad... son una alternativa real a la encrucijada del mundo actual», describe Héctor Castrillejo, letrista del grupo. Explica que «no tenemos que recuperar todo lo antiguo pues hay tradiciones que hay que desechar pero, ojo, tampoco podemos aceptar todo lo nuevo como lo mejor porque acabamos corriendo ciegos, sin dirección, como pollos sin cabeza».
Es esta reflexión reflejada de forma poética en sus canciones lo que en cinco años de vida está llevando a este grupo a traspasar las fronteras de Palencia y Castilla y León. Sus integrantes, siete en la actualidad, acaban de regresar de Madrid donde han presentado con éxito Código de Barros en la sala Galileo Galilei. Ahora, esperan los resultados de la distribución de su disco por casi medio centenar de países de todo el mundo.
«La gente está sedienta de belleza y autenticidad y eso es algo que percibimos en nuestros conciertos cuando la gente se acerca a agradecer nuestro trabajo», valora Castrillejo.
Quizás la clave del éxito de El Naán radica en que practica en primera persona lo que sus letras y música pretende transmitir. Varios de sus miembros se han trasladado a vivir a Tabanera de Cerrato, en pleno corazón de Castilla, y ahí mantienen su centro de operaciones. Héctor Castrillejo describe que este pueblo sufre despoblación desde hace más de medio siglo; en 1950 tenía 750 habitantes y hoy apenas llega a los 40. Allí, los integrantes de este colectivo han construido casas reciclando pajares de adobe o recuperando algunas de las abandonadas en el barrio antiguo.
«Entre los páramos y los valles que nos inspiran hemos encontrado un lugar para mostrar que es posible contribuir al cambio social a través del arte y desde lo rural», aseguran desde el grupo.
El Naán nació de la mano de Carlos Herrero y Héctor Castrillejo, que además de la música castellana y la creación poética aportaron conocimientos teatrales tras su paso por la compañía Alquimia 130. Junto a ellos, comenzó este proyecto el batería y percusionista canario afincado en Palencia Adal Pumarabín, con quien Carlos Herrero estudió música en Cuba y de donde trajeron un cúmulo de ideas e influencias.
Para grabar su primer disco, De Babel a Ítaca recorrieron Europa recopilando grabaciones de las distintas músicas que se iban encontrando en el viaje y que fusionaron con sus propias creaciones. Lo grabaron en el sótano de su casa que entonces se encontraba en la localidad de Grijota y contaron para ello con diferentes colaboraciones.
Después llegó Código de Barros con la formación actual de siete músicos, grabado en parte en el antiguo salón de baile de Tabanera de Cerrato y tras una campaña de micro mecenazgo.
El álbum está inspirado en la parte abandonada del pueblo; «son casas que no se caen, se van deshaciendo lentamente en chorreras de barro. Poética, estética y conceptualmente, tiene una fuerza tremenda», describe Castrillejo.
La publicación de este disco en 46 países por la discográfica ARC Music surge después de haber aparecido en el recopilatorio The ultimate guide to Spanish folk, del mismo sello.
En este disco vuelve a estar muy presente la incorporación de elementos norteafricanos o afrocubanas partiendo de las tradiciones musicales y líricas ibéricas. «Partimos de nuestra tradición, la castellana, para buscar los puentes de unión con las músicas de raíz de todo el planeta. No somos recopiladores. No queremos hacer lo que hicieron nuestros antepasados, sino lo que ellos harían hoy y todo ello construido a través de un proceso creativo muy reflexivo», apunta Héctor Castrillejo.
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