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Sari Fernández Perandones se dispone a dar el pregón.
Las edades de Venta de Baños

Las edades de Venta de Baños

La poeta Sari Fernández Perandones pronuncia el pregón literario de las fiestas de Santa Rosa de Lima

EL NORTE

Martes, 19 de agosto 2014, 13:29

Tres edades para Venta de Baños. Así tituló Sari Fernández Perandones profesora, poeta y articulista de El Norte de Castilla el pregón literario que pronunció en La Briquetera. Un texto que salpicó de poemas suyos, de otros poetas (Juan Vicente Piqueras y Santiago Redondo) y de su padre, José María Fernández Nieto, de quien leyó Elogio para la esperanza.

Sari Fernández arrancó su pregón, que leyó en un repleto centro cultural La Briquetera, vinculando la poesía con los trenes, una de las señas de identidad de la localidad palentina. «Los versos son como trenes de palabras que nos hacen viajar del sentimiento a la reflexión, de la nostalgia a la voz, de la casa del alma hasta las playas de la belleza. A través de la poesía caminamos por la niñez perdida, los campos en flor de la juventud, los pecados capitales de la madurez y la paz serena de la vejez», señaló la pregonera.

Sari Fernández realizó un recorrido por las tres edades de la vida:la niñez y la adolescencia «o edad de los sueños»; la juventud y la madurez «o de la realidad, la energía y la acción» y la vejez «o la contemplación, el sosiego y el descanso».

La escritora dedicó el pregón como homenaje a «todas las personas que hoy celebran de nuevo sus fiestas de Santa Rosa de Lima de Venta de Baños, con ánimo, alegría e ilusión, pero de manera especial para sus mayores». «Os deseo a todos salud para vivirlas, amor para compartirlas, y que a nadie le falte el pan y el vino para celebrarlas», continuó la pregonera.

Fernández Perandones identificó la primera edad de la vida con los trenes de vapor, rememorando los orígenes de la localidad, con la venta como germen «estaba muy cerca de Baños, allí donde empezaba el Cerrato, y era punto de encuentro, de relax y de alegría», señaló. Antes de la llegada del tren, la pregonero describió cómo era este casería. «Carromatos y carruajes descansaban de los interminables viajes, y mientras los caballos y otros animales reponían también fuerzas, los hombres pasaban por la venta, y se tendían en los campos aledaños sobre la hierba entre las arboledas, suspirando por los amores abandonados o los negocios en ciernes. Pensaban y sentían bajo este cielo donde hoy nos encontramos, de ese azul inmenso, claro y bendito de nuestra tierra», aseguró Fernández Perandones.

Y llegaron los trenes, «que acercan distancias y separan amores». «Los trenes donde el mundo se abraza y se despide, y lleva y trae gente y cosas, con una rapidez nueva, un hito en el tiempo de la revolución industrial que no ha dejado de desarrollarse hasta nuestros días», aseguró.

La etapa de la juventud y la madurez llegaron con los tranvias. «Con el paso del tiempo y el desarrollo industrial en pos de la electricidad, cambian el pueblo y sus necesidades, pero Venta de Baños prospera con el tren de railes eléctricos. Nacieron algunas industrias importantes del color negro del carbón, del dorado de la mantequilla y de la madera, del azul del azúcar», según la poética descripción de hizo de esta etapa.

La pregonera terminó con la madurez, que es la alta velocidad. «Cambio de siglo, de moneda y de velocidad. Cuando se impusieron los Ave, el pueblo perdió su nudo gordiano con el mundo, y se quedó como un poco desorientado», aseguró, para continuar:«Hay nostalgias en las vías y crecen las buenas y las malas hierbas al amparo del abandono mientras la vida sigue. Los mayores saben que cada etapa tiene su gloria y su miseria, y sus nietos y bisnietos van y vienen por el mundo desde otros trenes, o barcos o aviones».

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