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Pinturas sobre ventanas de ayer

Pinturas sobre ventanas de ayer

Santiago Ortega inaugura la exposición ‘Trampantojos y acuarelas’ en Don Sancho

eduardo r. salgado

Viernes, 11 de julio 2014, 12:19

Sobre el pasado se ha escrito mucho. Demasiado para algo que en realidad no existe. Pero, ¿cómo obviar aquello que nos formó? «Yo y mis circunstancias», decía Ortega al filosofar sobre la consciencia de los individuos. Al final, poco más queda que un conjunto de perspectivas, una amalgama de ventanas y visiones.

En la exposición inaugurada en la tarde de ayer en la Sala Don Sancho, donde permanecerá hasta final de mes, quien puso las ventanas de un pasado remoto no fue el autor de La Rebelión de las Masas, si no Santiago Ortega Sánchez-Diezma (Madrid, 1961), un restaurador avezado en el arte de conservar las cosas del ayer en los tiempos del usar y tirar.

Bajo el título Trampantojos y acuarelas del Atelier de Sati, el pintor madrileño pero residente en Borja (Zaragoza), presenta un conjunto pictórico dividido en dos. Por un lado los trampantojos, y por el otro, una serie de acuarelas de estampas campestres.

Si trampantojos es la primera palabra que bautiza la exposición, no es por casualidad. Se llevan sin duda el protagonismo de la sala. Especialmente sus originales enmarcaciones. Cada imagen está encuadrada en contraventanas de antiguas casas. En ellas, el autor dibuja ristras de ajos, botellas de pacharán con las endrinas en el fondo, la caja de Cola Cao en la que metía sus canicas, libros, juguetes... Un conjunto de recuerdos a modo de bodegón, relacionados con la vida del autor.

Como artista realista, los títulos no dejan lugar a la imaginación. Cosecha, Alacena de aceite, Orujos, son algunos ejemplos de la despensa retrada por Santiago Ortega. La pieza de mayor tamaño, ilustra bien su gusto por la restauración y lo antiguo. Armario del arriero está dibujado sobre dos puertas de un armario que ahora muestra enseres tan populares como una guitarra española o un botijo.

En el conjunto de acuarelas, el autor se sirve de sus paseos por las zonas rurales para dibujar imágenes como la del municipio palentino de Pino del Río. Un cuadro que a más de un palentino le hará regresar a cuando anduvo por esos lares.

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