Jueces con carnet político
«En España, estamos ya curados de espanto, y eso, en una democracia, es desolador»
He estado curioseando por ahí lo que hacen en los países de nuestro entorno para elegir a los jueces de los altos tribunales y la ... verdad es que injerencia política, poca o mucha, existe en otros sitios; pero en ningún lugar se manifiesta con tanta obscenidad como aquí. Por otro lado, da igual lo que diga el ordenamiento jurídico porque somos especialistas en retorcerlo y tergiversarlo. Si nuestro himno nacional tuviera letra, el verso «Hecha la ley, hecha la trampa» no podría faltar en él.
Oímos hablar con total naturalidad de jueces conservadores y jueces progresistas, que son eufemismos para referirnos a individuos con poca objetividad que acuden a su puesto de trabajo con el carné político entre los dientes. ¿Separación de poderes? Eso es un cuento para niños. A los dos partidos mayoritarios este sistema de repartirse el cotarro judicial les interesa, por mucho que se quejen a veces, porque las causas que les afectan van rebotando de un rincón a otro y raro será no acabar en un tribunal bajo el control de los afines. Los jueces ordinarios, que no le deben el puesto al dedazo político, están hartos de esta deriva.
Recientemente, hemos alcanzado un hito histórico: nunca antes un fiscal general del Estado había sido procesado. A García Ortiz le acusan de filtrar a la prensa, siguiendo órdenes de Moncloa, un correo electrónico del novio de Ayuso relacionado con un fraude a la Agencia Tributaria. Esto es un tema muy serio y muy grave porque el fiscal general no es un juez, pero se supone que debe defender el interés público.
Como García Ortiz está aforado, su causa la lleva el Tribunal Supremo. ¿Será culpable García Ortiz de revelación de secretos y de servilismo político? ¿Será inocente como un bebé y todo esto constituye una burda maniobra de un juez del bando contrario? Sin entrar a analizar el fondo de la cuestión, que huele bastante mal (ha borrado mensajes, se ha deshecho de un teléfono), García Ortiz debería estar ya apartado del cargo. Muy al contrario, hace pocos días, el fiscal y la ministra Ana Redondo coincidieron en un acto. «Todo lo que necesites», le dijo ella. Me recordó al «Luis, sé fuerte» que Rajoy le mandó a Bárcenas en un mensaje.
Pones la tele y escuchas el enésimo audio con conversaciones bochornosas, a las tramas de corrupción les brotan nuevos brazos y un escándalo entierra a otro: mientras escribo este artículo, salta el asunto de Santos Cerdán. El fango, los chanchullos, las cloacas, los fontaneros… En España, estamos ya curados de espanto, y eso, en una democracia, es desolador.
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