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A. CUBILLAS-LEONOTICIAS
Lunes, 26 de enero 2015, 11:24
El autor confeso del crimen de su pareja y madre de sus dos hijos en el barrio de San Mamés el pasado 3 de septiembre de 2013 ha aceptado la pena de 17 años y medio de prisión, la mínima por un delito de asesinato con el agravante de parentesco, tras reconocer que los hechos y mostrar su absoluto arrepentimiento por los hechos.
Pasadas las 10 de la mañana el coche policial llegaba a la Audiencia Provincial de León con el encausado cabizbajo y con la mirada perdida. Un gesto que ha mantenido durante el desarrollo de la vista en la que apenas ha levantado la mirada para reconocer una de las prendas que utilizó para asfixiar a Daniela.
Según el relato de la Fiscalía con el que ha mostrado absoluta conformidad la defensa y el acusado, Víctor Moldiveanu que vivía en Francia con su madre y los dos hijos que tenía en común con su pareja, se trasladó el 23 de agosto a León con la intención de convencer a Daniela Chicu, su pareja «de toda la vida», regresase al país galó.
La joven residía en la capital desde el mes de mayo donde trabajaba en el Club Valentino y se hospedaba en una habitación en la calle Menéndez Pelayo junto a otras cuatro personas, todas ellas también de nacionalidad rumana.
Preguntó la pena en España por asesinato
Durante su estancia, fueron numerosas las discusiones que mantuvo la pareja principalmente por motivos económicos y personales, llegando el acusado, según reconoció, a preguntar cuál sería la pena en España por matar a alguien. Es más, Víctor ha reconocido que su pareja le pidió que se marchase y le trajese a España a los niños a los que no veía desde hacía nueve meses.
Fue en la mañana del 3 de septiembre cuando, mientras Daniel dormía, el acusado cogió un cinturón con el que hizo un doble lazo y la empezó a estrangular. Posteriormente, le introdujo un top en la boca lo que provocó la muerte de la joven de 21 años por asfixia mecánica a las 9:00 horas.
Una vez cometido el crimen, el joven abandonó el lugar sin avisar a nadie ni a Emergencias Sanitarias para coger un tren en la estación de la capital. «Quería hacerlo pero tenía miedo por eso huí». El joven inició un viaje que terminó en su país de origen donde, tras un operativo, fue detenido por la Policía el 17 de septiembre para ser deportado a España.
Según ha relatado durante el juicio con la ayuda de una intérprete, jamás pensó que sus hechos pudieron provocarle la muerte. En cualquier caso, el joven, que no ha mantenido una postura muy tensa durante el desarrollo de la vista, ha pedido en reiteradas ocasiones perdón por sus actos.
A la espera del veredicto del jurado popular que tendrá lugar en la tarde de este lunes, fiscal y defensa, que inicilamente pedían penas de 19 y 10 años respectivamente, han acordado una pena de 17 años y medio de prisión así como la privacidad de la patria potestad de sus dos hijos que actualmente residen en Grecia junto a la abuela paterna y un hermano del acusado.
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