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Reportaje de la revista El Mixto, publicado en 2004, cuando se cumplian 25 años del accidente.
Los silenciados de la tragedia del Pozo María

Los silenciados de la tragedia del Pozo María

Se cumplen 35 años del trágico accidente en el que murieron diez mineros del Pozo María de la MSP, en Caboalles, por una explosión de grisú

V. Silván

Domingo, 19 de octubre 2014, 18:29

Faltan unos días para que se cumpla el primer año del accidente en el Pozo Emilio del Valle, en Santa Lucía de Gordón, que costó la vida a seis mineros de la Hullera Vasco Leonesa. Una gran tragedia que se sumó a la historia «negra» del sector del carbón que, lamentablemente, ha marcado y roto a muchas familias que perdieron a sus seres queridos en circunstancias similares.

Es el caso del accidente minero en el Pozo María de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), ubicado en Caboalles de Abajo, del que se cumplió este viernes 35 años. Una fecha fatídica que se quedó grabada para siempre en la memoria de las gentes del valle de Laciana, entre cuyos vecinos aún se encuentra los familiares y descendientes de sus diez víctimas.

El siniestro se produjo como consecuencia de de una explosión de grisú y en él perdieron la vida Alfredo Prieto, José Ouviña, Arseli Fernández, Emilio Pinillas, Manuel Gómez, Adolfo Real, Otilio Álvarez, Basilio Uría, Manuel González y Antonio Restrepo.

«Era un miércoles como otro cualquiera, 17 de octubre de 1979. Aquel día, uno más, vagones y mineros subían y bajaban en la jaula del Pozo María de Minero Siderúrgica de Ponferrada, en Caboalles de Abajo. Hubo diez hombres que aquella tarde, a las cuatro y cuarto, en el segundo relevo, bajaron pero ya nunca más subieron».

Así relataba en 2004 lo ocurrido ese día el escritor Víctor del Reguero en la revista El Mixto, coincidiendo con el 25 aniversario del accidente. Precisamente, fue esta publicación la primera en investigar y publicar un amplio reportaje con los testimonios de compañeros y familiares de los diez fallecidos, intentando poner fin a tantos años de silencio.

Como ocurre en este tipo de accidentes, sus compañeros recuerdan que escucharon una explosión y sintieron un fuerte golpe de viento, que no pudieron seguir avanzando por los gases y el polvo acumulado en la galería. En el rescate participaron alrededor de 2.000 mineros, organizados en brigadas que se relevaban en turnos de cuatro horas y que se prolongaron durante 48 horas, según recogía el Diario de León.

Primero se recuperaron los cuerpos de cinco de ellos y ya se temía que no hubiera supervivientes. Y así fue, los otros cinco desaparecidos también fueron hallados horas después ya sin vida. En esas largas y agónicas horas, la bocamina del Pozo María era un hervidero de gente, familiares y amigos que mantenían una pequeña esperanza de que pudieran ser rescatados con vida. La mina sesgó la vida de estos diez hombres, algunos casi niños, como Alfredo Prieto y José Ouviña, ambos con apenas 19 años, Manuel Gómez, con 21 años, o Antonio Restrepo, que contaba con 26. El resto, todos casados y con hijos. Ninguno pasaba de los 46 años.

El funeral más multitudinario fue el de Caboalles de Abajo, pueblo en el que estaba el pozo y donde vivían la mayoría de los muertos en el siniestro. La prensa hablaba de diez mil personas para dar el último adiós a los fallecidos en esta localidad, mientras la minas cerraban, se declaraban dos días de luto en el sector y los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, enviaban mediante un telegrama desde Suecia sus condolencias con motivo del tráfico accidente y trasladaban su más sentido pésame a los familiares de las víctimas.

Ahora, más de tres décadas después, el Pozo María ya no está. Sus instalaciones fueron cerrada el 27 de septiembre del 2000, cuanto trabajaban en ellas 122 obreros y ya pertenecían al empresario Victorino Alonso, que había comprado la MSP en 1994. Laciana decía adiós a uno de sus pozos emblemáticos, con casi un siglo de historia, ya que su primera concesión fue a principios del siglo XX bajo la dirección de Gorgonio Torre -María era el nombre de su madre-, que lo arrendaría en 1918 a la empresa inglesa Antracitas Jersiana y dos años lo vendería ya a la MSP.

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