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salvador arroyo
Corresponsal. Bruselas
Jueves, 29 de julio 2021, 20:03
La imagen panorámica que se obtiene en la Unión Europea sobre los usos del certificado covid es irregular. Nada sorprendente cuando 27 distintas sensibilidades entran en juego. La cuestión es que el reglamento pactado por los gobiernos y el Parlamento Europeo, que entró en vigor ... el día 1 de julio, circunscribe su uso a la movilidad y compromete a los socios a aceptarlo y abstenerse de imponer restricciones de viaje adicionales a sus titulares «a menos que sean necesarias y proporcionadas para salvaguardar la salud pública».
Una ventana que con la propagación de la variante Delta especialmente en el sur de Europa y Reino Unido, ha hecho ya que Alemania comience a exigir esta semana cuarentena a quienes regresen desde España, salvo que estén vacunados con la pauta completa o dispongan de anticuerpos tras superar la enfermedad. Se ignora así el test negativo, la tercera prueba incorporada al documento para evitar que fuese discriminatorio. También lo hacen Luxemburgo o Bélgica, entre otros. Y eso es solo una parte de las medidas de control que se vienen planteando desde casi el estreno del 'pasaporte', como los test complementarios pasados un puñado de días, aunque se porte uno en origen.
Si esa es la situación para el principio general del certificado (los viajes intraeuropeos) en ningún caso puede esperarse un uso coherente a nivel interno. ¿Presentarlo para ir al cine, entrar en un centro comercial, acudir a un campo de fútbol? Ese debate siempre estuvo ahí. Incluso en una Bruselas que decidió aparcarlo en la negociación de más de un mes del Certificado Digital Covid-19, ante el riesgo de un bloqueo irremediable. Su único recurso: apelar a la «coordinación», «cooperación» y «proporcionalidad». De perfil. Las soberanías nacionales son sagradas.
Pase de inmunidad. Los criterios son tan diversos que la UE apelaa la «proporcionalidad» para su imposición
La Hungría de Viktor Orban fue uno de los primeros que requirió pase de inmunidad a partir de la primera dosis de la vacuna para el acceso a distintos establecimientos y a eventos musicales o deportivos. Lo planteó antes incluso de activarse el 'pasaporte' europeo. También fue precursora Dinamarca. Hasta al menos el 1 de septiembre se exigirá para entrar en restaurantes, bares y cafés. Pero hasta el domingo ha venido pidiendo su 'coronapass' también en museos, cines e incluso para acudir a un centro de estética, gimnasio o cortarse el pelo.
Austria, Portugal (para la hostelería en fines de semana y para registrarse en sus hoteles), Luxemburgo (mediante una plataforma complementaria con código QR), Irlanda (solo para la hostelería) o Suiza (para discotecas o lugares con más de mil personas), son otros Estados del club que, en distintos niveles, se sirven de esta suerte de 'pase verde' para evitar la propagación de los contagios. En Países Bajos, desde hace semanas, también el Gobierno ha autorizado a los propietarios de locales a solicitar un test negativo en la puerta del bar, una discoteca, un centro cultural o un recinto deportivo. Y Grecia, también con aplicación móvil propia, solo da acceso a los ciudadanos vacunados al interior de centros comerciales, hostelería y actividades culturales.
Aquí hay un fuerte componente de imposición de la vacuna entre sus ciudadanos. Lo dejó claro su primer ministro, Kyriakos Mitsotakis: «El país no se volverá a cerrar por la actitud de algunos». Algo similar a lo que ha sucedido en Francia, donde se pide justificante de vacunación desde el pasado 21 en espacios de ocio con capacidad para cincuenta personas o más y que se extenderá en agosto a una lista interminable de recintos públicos. Un anunció que se acompañó de la inoculación obligatoria a varios colectivos de trabajadores, incluidos los sanitarios.
El 6 de agosto es la fecha elegida en Italia para que ese pase de vacunación se convierta en salvoconducto para que sus ciudadanos puedan hacer una vida normalizada en bares y restaurantes, piscinas y otros espacios deportivos, así como museos, cines o parques temáticos. Aquí se respetan los tres posibles requisitos del certificado europeo (vacunación con una o dos dosis, test negativo al menos 48 horas antes del evento o haber superado la enfermedad).
Alemania y España serían dos casos más o menos similares en cuanto al debate sobre la utilización de los 'pases verdes'. Allí hay länder en los que se exige certificado de vacunación o prueba negativa de covid para el acceso a determinados espacios cerrados. Como sucede en Galicia y Canarias y a las que también se han abierto Aragón o Andalucía. El Ministerio de Sanidad, de momento, lo ha descartado.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, difundió el año pasado un total de 1.682 declaraciones «falsas» o «engañosas» en relación al coronavirus, según informó este jueves Artículo 19, una organización internacional que defiende la libertad de expresión y el derecho a la información. El dato se hizo público el mismo día en que el mandatario acusó al Tribunal Supremo de «cometer un delito» al respaldar las medidas contra el covid-19. La ONG también apunta al expresidente de Estados Unidos Donald Trump, como el «mayor difusor de informaciones erróneas» sobre la pandemia.
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