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EFE
Sábado, 14 de junio 2014, 01:38
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ha designado a la ciudad de Samarra, en la provincia de Saladino, como base de "la batalla para recuperar los territorios ocupados por los terroristas", en un discurso emitido por la televisión oficial iraquí. "La batalla contra el terrorismo empezará en Samarra", ha declarado Al Maliki, que ha añadido que esta ciudad de mayoría suní pero que alberga el mausoleo sagrado chií de los Imanes Askariyin será donde se concentren las tropas del Ejército, desde donde se desplazarán "hacia cualquier palmo manchado por los pies de estos traidores".
La ONU ha calificado la crisis que sufre Irak como una "tragedia humana" y ha cifrado en alrededor de un millón el número de desplazados internos en todo el país. En declaraciones a la prensa, el representante de la ONU para Irak, Nickolay Mladenov, ha alertado de que el conflicto entre los insurgentes suníes, liderados por el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), y el gobierno de Bagdad supone "una grave amenaza para la soberanía y la integridad del país".
La masiva llegada al Kurdistán iraquí en los últimos días de civiles procedentes de la vecina provincia de Nínive ha abierto un nuevo frente humanitario a la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), que ya tenía que afrontar la ayuda a los refugiados que siguen llegando de Siria y a los desplazados en los últimos meses de la provincia iraquí de Al Anbar (oeste).
Pese a que Mladenov reconoció que en los dos últimos días ha disminuido ligeramente la afluencia de desplazados desde Nínive, avisó de que la ONU y las autoridades deben prepararse para "un número mucho mayor en el futuro".
El primer ministro ha añadido que los grupos de voluntarios llegarán en las próximas horas a la localidad para unirse a las Fuerzas Armadas en su lucha contra el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL). Al Maliki ha lamentado que algunos grupos políticos defendieran a los insurgentes, aunque no ha precisado cuáles.
El pasado jueves, el Parlamento iraquí no fue capaz de reunir el quórum suficiente para votar la instauración del estado de emergencia, como pidió Al Maliki, por culpa de la ausencia de más de la mitad de los diputados, muchos de ellos pertenecientes a grupos suníes, rivales del primer ministro.
«Conspiración» en Mosul
Asimismo, ha añadido que la caída el pasado martes de Mosul, capital de Nínive (norte), fue una "conspiración" de esas partes, que ordenaron la retirada de las Fuerzas Armadas de esa ciudad. Asimismo, ha aseverado que los militares que se retiraron de esa ciudad serán castigados, aunque les dio una última oportunidad para volver a sus unidades. "Lo que ha ocurrido es también una oportunidad para limpiar el Ejército", manifestó Al Maliki, quien agregó que pretende reconstruir las Fuerzas Armadas para "convertirlas en un Ejército nuevo, con una doctrina nueva y que esté formado por los que creen en la lucha".
"No vamos a ser sectarios, nosotros hablamos con el lenguaje de la razón, la responsabilidad y el patriotismo de todo Irak y de todos sus ciudadanos", subrayó antes de reconocer que miembros del partido Al Baaz, al que pertenecía Sadam Husein, luchan del lado de los insurgentes.
El primer ministro y comandante general de las Fuerzas Armadas señaló también que el Consejo de Ministros le otorgó "poderes ilimitados" para movilizar y equipar a sus tropas, y financiar la compra de armas.
El pasado martes, el EIIL, apoyado por combatientes tribales y otros grupos afines, se hizo con el control de Mosul, capital de la provincia norteña de Nínive, antes de extender en los siguientes días su ofensiva hacia las provincias de Saladino, Kirkuk y Diyala, en su camino hacia Bagdad y los santuarios chiíes de Kerbala y Nayaf.
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