El campeón Zarco se da un homenaje

 El viernes Johann Zarco se había proclamado oficialmente campeón del mundo, después de que Tito Rabat decidiese no seguir compitiendo en el Gran Premio de Japón, pero ese logro había llegado con algo de frialdad. El francés, poco dado a la euforia, había decidido mantener la línea calma de toda la temporada, pensando siempre en el momento siguiente en la pista, sin celebraciones. Ese homenaje pendiente se lo ganó el domingo, en la pista. Después de no haber brillado en el calentamiento matinal bajo la lluvia, Zarco supo entender mejor que nadie el estado de un asfalto que poco a poco fue perdiendo agua, lo que le permitió demostrar sus cualidades en estas condiciones en un circuito en el que había logrado su primera victoria en el Mundial, en 2011 en 125cc, también con un dominio aplastante. Esta vez tuvo que acabar con la resistencia inicial del piloto de Jonas Folger. Los dos comenzaron marcando un ritmo imposible para el resto de pilotos, hasta el punto de que el tercer clasificado terminó a más de 15 segundos del ganador, a más de diez de Folger. Abierto el hueco inicial, Zarco atacó a su compañero de fuga quedándose solo en la cabeza con la mirada fija en el final esperado de carrera, un poco en el final esperado de un Mundial que ha dominado con mano de hierro desde la primera prueba en Catar -aunque no la ganase allí-: parada en pista, camiseta conmemorativa, número 1 en la moto, casco dorado y paseo de la bandera francesa, los gestos tradicionales de un campeón.

 Tras Zarco y Folger la pelea por el tercer puesto terminó siendo entre el malasio Azlan Shah, un piloto que nunca había finalizado una carrera entre los diez primeros, y Sandro Cortese, que terminó llevándose el gato al agua. Alex Rins falló en las difíciles condiciones de carrera -lo que permite a Rabat seguir siendo segundo en la general- y Ricky Cardús fue el mejor español con su mejor resultado en el campeonato, sexto.